✨CAPITULO 4✨

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Tanto Lisa como yo nos quedamos observando detenidamente al individuo que se había acercado a nosotras, y pude ver por su rostro que conocía a mi compañera de paseo. Cuando miré a Lisa, me di cuenta por su cara de preocupación de que ella también le conocía, por lo que fruncí el ceño.

– ¿Qué estás haciendo aquí, James? –le preguntó ella dando un paso hacia atrás, alejándose un poco de mí.

Por desgracia, aquel gesto no pasó desapercibido para mí.

– ¿Es que ni siquiera puedo salir a pasear por el parque? –se excusó él alzando las manos en señal tranquilizadora, aunque sonriendo con petulancia.

–Puedes hacer lo que te dé la gana –le soltó ella, tensa de repente.

El tal James me miró con desdén y sonrió con vanidad cuando se acercó a mí.

–Supongo que te habrás dado cuenta de lo buena persona que es Lisa –me dijo. –Aunque si yo fuera tú, no me acostumbraría demasiado a ella. Cuando menos te lo esperes te habrá abandonado, y más en tu situación de lisiada.

– ¡James!

–No necesito tus consejos –le respondí lacónicamente, intentando por todos los medios disimular el malestar que sus palabras me habían causado. Sobretodo porque acababa de darme cuenta de que el muy imbécil tenía razón.

–Pues yo que tú los aceptaría.

–Lárgate de aquí, James, y deja de molestarnos –Lisa se había puesto nerviosa, pues comenzó a respirar agitadamente y sus manos se convirtieron en puños a sus costados.

James la miró con una ceja alzada.

– ¿De verdad que me has dejado por esta lesionada? –volvió a preguntar, y en ese instante quise darme la vuelta y marcharme. Sin embargo, no lo hice. – ¿Qué diablos te da ella que no te dé yo?

– ¡No es de tu incumbencia! –se hartó Lisa, consiguiendo simplemente que su amiguito se riera. –Y ahora, por favor, déjanos.

James nos dedicó una última mirada y, antes de marcharse con una sonrisa engreída, dijo:

–Nos veremos muy pronto, Lisa.

Respiré hondo y con la cabeza gacha cuando ese individuo estuvo lejos de nosotras. Sin embargo, no me atreví a alzar la cabeza. Al fin y al cabo, ese James no había dicho ninguna mentira.

–Lo siento mucho... –percibí que Lisa volvía a acercarse a mí, por lo que apreté los puños sin poder evitarlo. Sólo se aproximaba a mí cuando no había nadie a nuestro alrededor, pues bien que se había alejado cuando apareció James.

–No importa. Me voy a casa –mascullé dando la vuelta con la silla, dispuesta a salir del parque.

– ¿Qué? ¡No! Espera –Lisa se apresuró a ponerse delante de mí para impedirme el paso. –Acabamos de llegar.

–Estoy cansada.

–No es cierto. Estás molesta por lo que ha dicho ese imbécil, ¿verdad?

Alcé la cabeza de golpe, enfadada de repente.

– ¿Por qué crees conocerme siempre? No me conoces, Lisa, y créeme, no te gustaría hacerlo.

–Sí que me gustaría. Y sabes que quiero hacerlo.

– ¡Pero yo no quiero que lo hagas! –casi le grité.

Permaneció en silencio unos cuantos segundos que se me hicieron eternos.

– ¿Entonces qué? ¿Vas a decirme que se acabó? ¿Qué no quieres seguir con nuestra rehabilitación? ¿Qué lo mucho que hemos conectado esta semana no ha significado nada? –volví a agachar la cabeza. No sabía qué decirle. – ¿Vas a tirarlo todo por la borda por culpa de ese energúmeno de James?

𝑆𝑂 𝑆𝐻𝐸 𝐷𝐴𝑁𝐶𝐸𝑆 [Jenlisa - Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora