✨CAPITULO 20✨

202 30 1
                                    

Lisa y yo lo estuvimos hablando y decidimos que estaría bien comenzar con los nuevos ejercicios el miércoles por la tarde, pues ambas teníamos la tarde libre. Después de preguntarle a Jackson si le iba bien aquel día y que nos dijera que sí, llamamos a Jisoo para que nos reservara la sala. Una vez estuvimos en el hospital, tuvimos que esperar para entrar en ella, pues al parecer estaba siendo usada por algún paciente.

– ¿Seguro que Jisoo la habrá reservado? –pregunté, nerviosa.

–Sí que tienes poca fe en tu mejor amiga –me comentó Jackson a modo de broma.

–No es eso, pero... quizá se haya olvidado.

–No creo, seguro que esta gente... –comenzó a hablar Lisa, pero se calló cuando vio a Jisoo aparecer por el pasillo con un papel en las manos.

–Hola, chicos. Disculpad la tardanza. Aquí está el papel de la reserva –me lo mostró, y me di cuenta de que la firma del doctor Jung constaba en él. –Tendréis que entregárselo a la enfermera que salga de la sala.

– ¿Cada vez que vengamos tendremos que buscarte para que nos des el papel? –preguntó Lisa con el ceño fruncido.

–Me temo que sí, si no la enfermera no podrá asegurarse de que estáis autorizados para usar la sala. Normas del hospital –los tres asentimos en silencio. – ¿Cómo estáis?

–Nerviosa –murmuré, observando fijamente la puerta de la sala.

–Es normal, las primeras veces son difíciles.

Lo sabía, pero lo que realmente me preocupaba era no ser capaz de hacer nada bien. Me daba miedo cometer algún error y lesionarme más de lo que ya lo estaba... Aunque también temía hacerlo bien.

–Sí –fue mi escueta respuesta.

– ¿Y vosotros qué tal? –le preguntó Jisoo a mis acompañantes al darse cuenta de que mis ganas de hablar estaban ausentes aquella tarde.

Mientras ellos charlaban animadamente yo me dediqué a pensar en lo mucho que cambiaría mi vida si, al menos, lograra ponerme en pie. O si pudiera comenzar a sentir en mis piernas algo que no fuera dolor. Aquello significaría que no era una inútil, que al menos me quedaban fuerzas para hacer algo más que permanecer el resto de mi vida postrada en una silla de ruedas. Apreté mis manos en puños cuando el estómago me dio un vuelco causado por los nervios.

Temía cometer algún error, y temía que ese error consiguiera apartar a Lisa de mi lado a pesar de que millones de veces me había asegurado que aquello no pasaría. Sin embargo, lo que más pavor me daba era volver a encerrarme en mí misma y conseguir que todos se alejaran de mí si llegaba a darme cuenta de que mis piernas jamás funcionarían. En aquellos momentos la relación que tenía con mis padres, con Lisa, con Jisoo, con Jackson y con los demás era estupenda, y sabía que no conseguiría sobrevivir si volvía a quedarme sola de nuevo.

– ¿...verdad que sí, Jennie? –me preguntó Lisa con una sonrisa, pero fruncí el ceño porque no había escuchado el inicio de la cuestión.

– ¿Qué?

–Digo que nos vamos a esforzar de lo lindo con los ejercicios, ¿verdad?

–Ah, sí, sí... –murmuré todavía algo distraída.

–Ya verás como todo saldrá genial –me animó de nuevo Jisoo. Después miró su reloj y nos dedicó una mirada de disculpa. –Lo siento, chicos, pero ya he estado fuera de mi consulta más tiempo del debido. Si tenéis algún problema no dudéis en avisarme. ¡Hasta pronto!

Se despidió de nosotros con una sonrisa, comenzó a caminar en la dirección opuesta a la que había venido y yo permanecí mirándola hasta que desapareció por uno de los pasillos.

𝑆𝑂 𝑆𝐻𝐸 𝐷𝐴𝑁𝐶𝐸𝑆 [Jenlisa - Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora