Capítulo 13.

11 0 0
                                    

¿Qué por qué estoy asustada? Creo que es obvio. En mi trabajo he tenido que ver muchos cuerpos desnudos, no lo negare, no soy mojigata a la hora de ver y explorar la anatomía masculina, pero todo es desde un punto de vista profesional.

Aunque sí, admito que en ocasiones hacemos chistes con referencia a que tan bien dotados están algunos de los pacientes, pero justo ahora estoy asustada como nunca antes, al tener frente a mi, a semejante hombre y su… miembro apuntándome, como si se tratara de una acusación.

Desvío los ojos, cuando su risa me saca de mis macabras cavilaciones, pues me embrutecí por un segundo o más, no lo sé, con la mirada fija en… esa cosa, que mas parece otra extremidad, que un órgano reproductor masculino. Nick ya repta por mi cuerpo, esparciendo besos, reiniciando con mis sensaciones lujuriosas, hasta devorar mi boca nuevamente y de la suya pruebo el sabor almizclado de mi esencia, con más intensidad esta vez.

-        Luces asustada muñeca – la burla Nicolás. En su voz es palpable pero que más puedo hacer, si es verdad que estoy preocupada – es como si vieras una por primera vez…

-        Bueno… sobre eso… verás. No es que todas las que haya visto sean así… además ha sido profesionalmente… y tampoco son muchas… y menos he tenido que preocuparme… por que entren en mi … – se ríe con mis balbuceos nerviosos pero yo estoy realmente asustada por mi integridad física en este momento.

-        Espero y tengas espacio para todo esto – aún estoy sensible por mi reciente liberación, así que cuando se restriega contra mi sexo, no puedo decir que el gemido que emito sea de puro susto.

-        Y yo igual, por que jamás he visto una de ese tamaño – vuelve a reír ligeramente para después dedicarse a esparcir caricia sobre mi piel, manteniendo la fricción de entre nuestros centros. El deseo vuelve a mi con más fuerza que antes. El calor de su piel, completamente desnuda en contacto con la mía, su peso y sus besos, consiguen distraerme de mi preocupación – pero es… Nick… yo… - los ataques de su boca no me dejan hilar mis palabras como debería. Es tan experta y sabe lo que hace, juro que estoy vuelta arcilla y es el quien me moldea – creo que… tengo que decirte… Dios!!! – vuelvo a balbucear y exclamó cuando tira con sus dientes de mi pezón, y la sensación es tan buena, que no puedo evitar arquearme de nuevo. Engancha en su brazo mi pierna izquierda y su boca regresa a devorar mis pechos, cuando tira con sus dientes de la otra aureola, ingresa en mi completamente, de un solo movimiento y por más que quiero evitarlo, suelto un grito de dolor, arqueo la espalda, encajo mis uñas en la suya, y mis ojos se cristalizan, sabía que esto dolería...

-        Oh… Mierda!!! – se queja quedándose muy quieto – estas muy estrecha muñeca... Es como si fueras… – aparta su rostro de mi cuello y sus ojos escrutan con detenimiento mi cara. Percibo el instante justo donde lo comprende todo y su cuerpo se tensa, a la vez que su rostro adquiere incredulidad – ¿eres virgen? – hago un esfuerzo sobrehumano para responderle.

-        Lo era… ahora creo que… ya no… – lo corrijo, tratando de que no se me note que muero de dolor pero sé que no lo consigo, por su cara de pocos amigos.

-        ¿Por que no me lo dijiste antes? – brama furioso pero yo estoy más concentrada en apaciguar el dolor, que en disipar todas sus dudas.

Por siempre Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora