Sigo mi camino a la residencia Ward pero la verdad no tengo ganas de ingresar a un salón atestado de personas, para las cuales, en su mayoría, no soy más que una obra de caridad para la familia anfitriona, así que me siento en las escaleras que dan a la playa y contempló el paisaje en silencio, mientras medito sobre lo que ha pasado últimamente.
Gemma es mi hermana del alma, y sé que después de esta noche, será de la familia. Max no la dejará escapar de nuevo y yo haré todo lo posible para que así sea, después de que ambos estén cómodos el uno con el otro.
- ¿Meditando en soledad? – doy un bote en mi lugar por el susto. Levanto la mirada para ver sobre mi hombro, y sonrió tensa al darme cuenta de que se trata de Greg.
- Algo así – contesto molesta pero él no lo comprende. Toma siento a mi lado y se queda en silencio, mirando el mar por un rato.
- Toda mi vida estuve enamorado de Gemma – giro el rostro para encararlo pero él sigue con sus fanales perdidos en el horizonte nocturno. Se le ve nostálgico y me causa pena lo que descifro en su rostro – fuimos a la misma escuela, estudiamos en la misma universidad, trabajamos en la misma clínica y ella nunca fue capaz de verme como algo más, que su amigo – una sonrisa amarga surca su cara y mi corazón se ablanda. Greg no es malo, es solo que posa sus ojos en personas que no son capaces de hacer lo mismo con él – era la única que me consideraba para algo más fuera de lo profesional, o que simplemente me saludaba en los pasillos para preguntar como estaba, hasta que apareciste tu…
- Pero pasa lo mismo ¿no? – inquiero sabiendo la respuesta y él vuelve a sonreír triste.
- Me aferre a un amor imposible, durante años, solo para cambiarlo por uno platónico….
- Greg….
- No es tu culpa, Mía – me corta aún firme, más no levanta su tono casi susurrante – es la mía, por que albergue esperanzas de que te fijaras en mi, aún cuando tu creías que yo estaba interesado en Gemma, y no te rectifique o hice nada para hacerte saber, lo que siento por ti – con una de sus manos, acaricia mi rostro mientras le sonrió igual de decaída que él. Nunca me ha gustado lastimar a nadie o darle alas a sentimientos que no puedo corresponder y sin darme cuenta, eso pasó con Greg – y sé que ahora ya es tarde para hacer algo. Lo supe desde el día en el hospital. Estas enamorada…
- ¿Que? No….
- No cometas el mismo error que yo y dejes que piense, que no es así – habla como si supiera de quien se trata, lo que no sé si es bueno, o malo – lo note por cómo te miraba, y por cómo tú lo evitas… incluso está noche no haz hecho más que huir de su presencia y aún así, él no ha sido capaz de sacarte los ojos de encima. No lo culpo, eres una fantasía en lentejuelas negras – desvío mis ojos, con la cara caliente de vergüenza. Pensé que estaba siendo discreta pero al parecer, no es así.
- No es tan fácil como parece. Hay… cosas que lo impiden y él lo sabe – trato de excusarme vanamente pero su risita, me hace verlo de nuevo de manera interrogante.
- Lo es. Es muy fácil aceptar lo que sientes por alguien, más aún sabiendo que ese alguien, siento lo mismo por ti pero solo si le das una oportunidad, a lo que sientes y le haces frente, a todo lo que implica serás feliz – réplica, aún con algo de humor – no importa que te lo diga alguien, que está enamorado de ti. Olvida tus problemas, o la situación, lo que creas que se interpone en su camino y solo ve por él – niego sonriendo, aunque el gesto no guarda ni pizca de humor.
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Por siempre Mía.
RomansaSe dice que hay un lugar para cada cosa y que cada cosa, posee un lugar específico. El mío ya estaba marcado por el destino al nacer, pero mi deseo de libertad, iba mucho más allá del que me fue disignado por la sangre. Y para mí sorpresa, tampoco e...