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El frio en las calles cada vez calaba más en los cálidos corazones de estas almas perdidas. Con calma y a la vez con tanta prisa, diciembre se acercaba cada vez más y más.

La rubia cabellera saltaba y revoloteaba con euforia de entre los estudiantes por los pasillos, con una hermosa sonrisa y ese dulce perfume de frutas figurando por todo el lugar, sacando sonrisas y miradas traviesas al verle pasar tan alegre, esparciendo un aura brillante.

Sorprendente ver como con su simple presencia alegraba tan fácilmente el ambiente.

—¡Jungkook! —su tersa voz bailó por los aires hasta llegar a mitad del pasillo, donde el nombrado le miró con una confundida mirada, pero decidió cambiarla por una sonrisa.

La rubia llegó a su lado en cuestión de segundos, manteniendo su aura positiva—. Hola Jungkook.

—Hola Jinny, ¿Cómo estas hoy? —cerró su casillero con candado y se recargó en el para prestarle su total atención a la chica.

—Ah yo muy bien, más tranquila ya que ahora han terminado tantas competencias —se apoyó del torso en el casillero junto al de Park y sonrió hasta con los ojos. Era cierto, después de tantas competencias de los equipos deportivos, las porritas son las que más trabajo habian tenido, les tocaba como equipo de animación las porras y coreografías de todos los partidos. Habia quedado tan agotada como el resto de su equipo—. Pero bueno, yo venía a hablar contigo de algo.

—¿Sobre qué? —se cruzó de brazos curioso.

—Bueno, yo quería saber si tenías algo que hacer este sábado —mordió su labio intentando ser coqueta, incluso jugando con sus dedos tratando de ser coqueta.

Desde el inicio tenía claro que Jimin solo podía ser un buen amigo, porque por más apuesto que fuera no era mala hermana. Por otro lado, Jungkook tenía el camino libre, era apuesto y un caballero de primera; la cita que tuvieron habia sido la única, pero habia sido la mejor hasta la fecha. En definitiva, estaba interesada en tener otra cita.

—¿Este sábado? —Jinny asintió emocionada—. No, no tengo planes.

—¿Y no te gustaría salir conmigo? —Jungkook estaba emocionado, chicas en el pasado ya lo habian invitado a citas, en varias ocasiones, pero nunca se habia sentido tan emocionado ni alegre por una.

Después de todo, Jinhee le seguía gustando.

—Claro que sí, ¿te parece paso por ti a las 12?

—Me parece perfecto —se acercó al chico para dejarle un beso en la mejilla, sintiendo gustosa su tersa y cálida piel en sus suaves labios—. Nos vemos entonces.

Moria de vergüenza y pena al ver como la chica se alejaba alegre de ahí, aunque todos le veían plasmados. Jinhee nunca le habia pedido una cita a nadie, o por lo menos nunca en la escuela.

Pero ya nadie notaba como Min Yoongi observaba todo desde la esquina del pasillo, como apretaba los puños en furia al ver como su hermana besaba con tanta tranquilidad el rostro de aquel malnacido. Lleno de furia, pero incapaz de hacer algo.

Normalmente a estas alturas ya habría golpeado el rostro de alguien, más bien del chico, y jalado a su hermana lejos del lugar para darle una plática seria sobre como identificar patanes. Mas no lo hizo esta vez. A su hermana en serio parecía gustarle el muchacho, y pese a no estar para nada de acuerdo con que fuera él en especial, prefirió no hacer nada; no porque quisiera darle una oportunidad a Park, no, sino porque algo dentro de su cabeza le gritaba que, si Jinhee lograba emparejarse con Jungkook, puede que Jimin dejase de intentarlo con ella.

Egoísta, celoso, o con miedo de perder lo único que ahora tenía con el rubio.

Por eso mismo, el amarillo en su cabeza comenzaba a atormentarle, pensando seriamente sin en verdad estaba haciendo algo correcto, algo que no solo lo beneficiaria a sí mismo, sino al Park mayor. Pero temía equivocarse, tenía miedo de solo complicar la situación a un grado irreversible, pero no sabía que ya todo era irreversible.

El Chico Que Me Gusta [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora