30

628 75 0
                                    

Nayeon se sentía un poco somnolienta, pero por fin había podido abrir los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nayeon se sentía un poco somnolienta, pero por fin había podido abrir los ojos. La poca luz que había allí le dio de golpe en los ojos, pero con un par de parpadeos más pudo despertar perfectamente y demonios, podía sentir un dolor persistente en su vientre. Se incorporó levemente, llamando la atención de la alfa.

—Yeonnie. —Habló Mina, para después tomar una de las manos de la omega.

Todo había sucedido de prisa. Mina había salido de emergencia a comprar algún refresco con sabor a durazno, pues Nayeon decía que se le había antojado uno, para después de apenas poner un pie en la dichosa tienda para comprarlo, recibir una llamada de parte de la omega, diciendo que se encontraba demasiado nerviosa y temerosa debido a que sentía las primeras contracciones y se le había roto la fuente. Aquello obviamente había alarmado a Mina de inmediato.

No dudó ni un solo segundo en salir corriendo de regreso al edificio de apartamentos en dónde Nayeon se encontraba y la encontró prácticamente sudando y sufriendo con aquellos dolores. De inmediato llamó a una ambulancia, y por supuesto que ayudó a Nayeon a bajar del edificio para poder esperar por la ambulancia. Pronto llegó una y las llevaron al hospital más cercano, llegando así, el día del nacimiento del pequeño.

Mina jamás hubiera imaginado que Nayeon se supiera más blasfemias de las que imaginaba, y es que en verdad las contracciones dolían como el infierno. Aun así, se le realizó una cesárea para evitar problemas en la omega.

Y cuando casi iban a iniciar con la primera incisión, Nayeon se desmayó. Los signos vitales eran estables, pero Mina había entrado en histeria al ver que Nayeon había dejado de moverse, casi al punto de atacar a uno de los médicos, sin embargo y para suerte del pobre interno, escuchó de una enfermera decir que Nayeon estaba bien y que aquello aunque no común, era normal, debido a los nervios. Ya más calmada, pudo observar al bebé que salía con éxito.

Ahora estaban esperando a que la omega despertara, y a pesar de que le habían dicho a Mina que podía tener al bebé en sus brazos, no quería. Lo que ella quería era que Nayeon lo viera, y que juntas estuvieran con el pequeño.

Nayeon se removió e incorporó un poco a pesar dolor que sentía y por fin logró sentarse en su camilla.

—Ya despertó. —Mencionó Mina en voz alta, Nayeon no entendía el por qué, pero al ver a una de las enfermeras cerca salir corriendo de inmediato, lo entendió. —¿Cómo te sientes?

—Como si me hubieran aplastado. —Mina soltó una suave risa por el comentario. —El bebé... ¿dónde está?

—Tranquila, te desmayaste durante la cesárea, pero... el pequeño está bien.

—Aquí tienen, felicidades. —Ambas voltearon a ver hacia la puerta, donde una enfermera se acercaba a ellas con un pequeño en sus brazos, Nayeon no dudó en recibirlo y sonrió en grande al poder apreciarlo, sus ojos estaban un poco abiertos, logrando ver sus ojitos.

—Gracias. —Dijo Nayeon, a lo que la enfermera asintió para disponerse a salir, dejando a la pareja. —Es hermoso...

Mina le dio un pequeño beso en la cabeza a la omega y Nayeon por inercia se apoyó en el pecho de la alfa, que estaba abrazándola mientras ambas veían al cachorro que luchaba por abrir sus ojos.

—¿Pensaste en un nombre? —Nayeon negó lentamente, había estado ocupada y ni siquiera en un nombre se había quedado a pensar para el pequeño.

—¿Tienes alguno en mente, min? —Cuestionó Nayeon, sin dejar de ver al bebé.

—No lo sé, ¿Namoo? —Nayeon sonrió al escuchar eso. —¿Nayeon segundo?

—No. —Dijo Nayeon entre risas, apretó sus labios formando una línea y suspiró. —¿Minjae?

—¿Minjae? —Mina meditó un poco el nombre. —No suena tan mal, que su nombre sea Minjae.

Nayeon sonrió al escuchar eso, bueno, el pequeño Minjae ahora estaba en sus brazos y Nayeon podía sentirse feliz, de alguna forma los recuerdos de todo lo que había ocurrido le habían llegado en cámara lenta, pasando como una película que parecía ser interminable. Aquellas noches en las que se la pasaba llorando, aquellos recuerdos tristes sobre su anterior alfa, y luego, estaban los que había pasado con Mina, la necesidad de conocerla, y cuando por fin se decidió a conocerla, los momentos que pasaban juntas, las muestras de apoyo de parte de esa alfa, el primer regalo de ambas, y el primer beso robado, las palabras y situaciones en las que juntas lograron estar felices.

Quizás Nayeon en un principio pensó que todo se vería siempre desmoronado en su vida, quizás hubo un tiempo en que pensó que moriría por la depresión en su corazón, pero el destino le había entregado a Mina, quien era una oportunidad más de comprender el verdadero sentimiento del amor. Le había enseñado a quererse sin importar lo que los demás le dijeran, y ella había aprendido a amar gracias a Mina. Le había ayudado mucho, una alfa grandiosa.

Nayeon se había dado cuenta que a pesar de que las nubes estuvieran inundando el cielo de color gris y que pareciera que jamás se iría, siempre habría algún día en que el sol logrará iluminar su entorno y el viento despejaría el cielo para mostrarle una mañana brillante, tal y como Mina había hecho con ella.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
lazo roto ⋆ minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora