PARTE VEINTE: LAS HERIDAS

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Después de ver las noticias Leo intentó dormir, algo que terminó siendo infructuoso, pues después de escuchar sobre la muerte de Tim Connors no pudo cerrar el ojo en toda la noche, sentía culpa y tristeza por lo sucedido y se consideraba a sí mismo responsable. Ni siquiera los halagos que llegaban desde redes y televisión para 'El Arlequín' por haber rescatado más de veinte chicas que habían sido reportadas desaparecidas en las pasadas semanas y meses, lograron levantar el ánimo del joven.

Pasando la noche en vela llegó ya la mañana, a eso de las siete am su celular sonó, Leo se levantó con grandes ojeras a revisar quien estaba llamando, después de ver el nombre de Jamal en la pantalla del teléfono, decidió seguir acostado un poco más. El tono de llamada del aparato continuaba repitiéndose una vez tras otra, Leo quería evitar hablar con Jamal pero la insistencia era tal que decidió levantarse de nuevo y revisar. La sorpresa se hizo presente en el rostro del joven, pues aunque había varias llamadas del maleante, la persona que estaba llamando en ese preciso momento era Rachel, razón más que suficiente para que el joven se pusiera nervioso, trastabillara con el teléfono en las manos y luego contestara.

LEO – ¿Aló?

RACHEL – ¿Estás bien? Supe lo del oficial Connors. Dijo la joven con un tono apagado.

LEO – Ah... sí, estoy bien, físicamente al menos. Respondió Leo.

RACHEL – ¿Qué sucedió anoche? Preguntó Rachel.

LEO – Tim y yo habíamos ideado un plan para neutralizar a Joe, pero el tipo era más duro de lo que parecía. El enfrentamiento terminó alargándose más de lo debido y la policía intervino. Le comentó el chico.

RACHEL – Entiendo. Al menos su muerte no fue en vano. Exclamó.

LEO – Esperemos que no... aún faltan Brian, Jamal y Lucciano. Dijo Leo.

RACHEL – Encontraremos la forma de hacerlos pagar, estoy segura... por ahora cuídate, eres el líder de todo esto. Comentó la joven y colgó.

Leo quedó pensativo al escuchar las palabras de Rachel. ¿Estaba preocupada por él? Probablemente no, su interés se desviaba más hacia 'El Arlequín'. El justiciero enmascarado no podía desaparecer sin terminar su trabajo. De similar manera pensaba el mismo Leo, quien tenía claro que no podría descansar hasta acabar con los tres restantes.

Otras llamadas seguían entrando en el teléfono del chico, Jamal ya había dejado de insistir, ahora era Brian y Maggie intercalándose. Leo optó por no contestarle a ninguno, no quería saber nada del chico rubio y pensaba encontrarse en la universidad con la joven de los tatuajes.

Leo comenzó su día como de costumbre, tomó una ducha y luego se dispuso a coger camino hacia la universidad, justo después de despedirse de sus padres. La herida de bala en su hombro iba sanando de buena manera, aunque aún le impedía la movilidad por completo y con todo el ajetreo de la noche anterior, dolía más de lo normal.

El joven de ojos tristes salió de su hogar con la idea de tomar un autobús pero después de dar tres pasos fuera de su vivienda un automóvil sonó su claxon. Leo volteó a mirar para ver de quién se trataba y al ver al responsable un nudo se le subió a la garganta. Jamal estaba esperándolo fuera de su casa, sentado en su auto. Desde dentro le hizo señas para que se subiera, Leo sabía que no se podía negar así que accedió sin mucho problema.

Una vez dentro, Jamal encendió el auto y empezó a conducir.

LEO – ¿Para dónde vamos? Preguntó Leo.

JAMAL – Para tu universidad, te estoy haciendo el favor de llevarte. Respondió Jamal.

Leo se mantuvo en silencio dado que no entendía muy bien qué estaba sucediendo. Al notar la tácita respuesta del joven, Jamal intervino.

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