PARTE VEINTIDOS: EL PENITENTE (FINAL)

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Las palabras de Jamal consternaron a Leo dado que él creía que no habría más encargos. Lo repentino de la llamada solo empeoraba la sensación en el pecho del joven de ojos tristes.

LEO – ¿Trabajo? Pensé que no harían nada más hasta mudarse a otra ciudad. Comentó el chico.

JAMAL – Efectivamente, pero este será el último trabajo que hagas... que hagamos. Dijo Jamal.

LEO – ¿Qué quieres? Preguntó.

JAMAL – Escucha atentamente querido Leo. Vas a secuestrar a la chica rubia que abusamos, vas a llevarla a la fábrica de espuma abandonada, todo esto en horas de la mañana... allá eliminamos a la rubiecita y al arlequín y colorín colorado, esta historia se ha acabado. ¿Entendiste?

LEO – ¿Quieres que secuestre a Rachel y la usemos como carnada para el arlequín? Cuestionó Leo.

JAMAL – ¿Rachel? ¿Así se llama? Interesante. Sí, exactamente eso queremos Lucciano y yo. Exclamó el moreno.

LEO – ¿Lucciano estará presente? Preguntó Leo.

JAMAL – Efectivamente. Se quiere encargar él mismo de volarle los sesos al payaso. Dijo.

LEO – ¿Para cuándo sería esto? Exclamó indagando.

JAMAL – Mañana. Dijo fríamente.

LEO – Está bien, haré lo posible entonces. ¿Pero qué va a pasar después de que elimines a esos dos? ¿Tendré que irme con ustedes? Volvió a cuestionar Leo a Jamal.

JAMAL – Esa es la mejor parte mi querido ojos tristes. Después de este trabajo quedas libre, a menos que quieras acompañarnos en otra ciudad. Comentó Jamal engañando al joven.

LEO – Entiendo. Nos vemos mañana en la fábrica entonces... debo ir a estudiar. Exclamó Leo y colgó.

Jamal quedó satisfecho con la conversación, en teoría, el día de mañana debía acabar toda la epopeya de 'El Arlequín' y podría huir con su hermanita a otro lugar, donde continuaría con su tratamiento. Leo, el enmascarado y la rubia, quedarían como cadáveres en la mencionada fábrica.

Por otro lado Leo se dirigió a la universidad apurado, quería comentarle todo a Rachel y Maggie para idear un plan. Sin la ayuda de Connors, la dificultad aumentaba y con la presencia de Lucciano serían dos contra uno, una vez más.

El chico llegó al campus apurado, entró a un par de clases en las cuales no prestaba mucha atención. La ansiedad por el día venidero lo tenía fuera de foco. Una vez pudo desocuparse de sus deberes universitarios, buscó a Maggie y a Rachel, ambas fueron convocadas en una de las mesas alrededor del campus.

Antes de que Leo pudiera decirles cualquier cosa a las chicas, un hombre de gabán, sombrero y lentes oscuros se posó detrás de él y le puso la mano en el hombro. Leo giró su cabeza para ver de quien se trataba y antes hacer cualquier sonido, Maggie interrumpió.

MAGGIE – ¿Tú... no estabas muerto?

CONNORS – Mi muerte fue exagerada... a lo grande. Dijo Tim quitándose las gafas oscuras.

Leo se levantó como un resorte y le dio un fuerte abrazo al joven policía, como si de un amigo lejano que no veía hace mucho se tratara. Rachel observaba la escena con una sonrisa en el rostro y Maggie no podía ocultar su emoción. Connors se sentó en la misma mesa y se dispuso a explicar lo sucedido.

LEO – ¿Cómo sobreviviste? Los noticieros dieron la noticia de tu muerte. Exclamó.

CONNORS – Fue decisión del capitán. Temían que viéndose tan expuestos, los de dicha organización quisieran terminar el trabajo enviando alguien al hospital. Explicó.

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