PARTE DIECINUEVE: EL SUSTITUTO

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Sentados en una de las mesas alrededor del campus universitario Maggie y Leo idearon un plan para neutralizar a Joe durante la operación de dicha noche. El joven de ojos tristes le dejó ciertas encomiendas a la chica de los tatuajes y se dispuso a retirarse para estar listo a la hora designada por Brian. A su vez Maggie salió de la universidad a realizar las tareas que su héroe le había encargado.

Llegada la noche Leo se encaminó a la casa de Brian. No visitaba el hogar del chico desde hace un par de años cuando eran más cercanos, sin embargo no mucho había cambiado, Brian seguía viviendo en su casa de clase alta, dentro de un barrio de gente adinerada. No sorprendía a nadie que las chicas cayeran tan fácilmente en las garras del atractivo joven, pues aparte de su ya mencionado atributo físico también tenía una buena posición social, un buen auto y lujos que deslumbraban a las chicas menos perspicaces.

Antes de que el joven de ojos tristes pudiera llegar a la entrada de la vivienda, escuchó un claxon que provenía del garaje. Leo evitó tocar la puerta y rodeó el lugar para ver de qué se trataba, Brian estaba dentro del auto esperándolo mientras fumaba de su cigarrillo electrónico y tenía música electrónica a un bajo volumen. Al ver a Leo encendió ambos faros delanteros del vehículo junto con el motor del mismo, empezó a movilizarse lentamente hacia delante.

Leo se detuvo a un lado esperando que el auto llegara a su posición, una vez lo hizo y logró hacer contacto visual con Brian, esté le dijo.

BRIAN – Súbete.

Leo siguió la indicación de Brian, abriendo la puerta y acomodándose en la posición de copiloto. Una vez dentro, Brian emprendió camino hacia lo que seguramente sería la bodega donde los esperaba Joe.

Durante el camino Brian le preguntó a Leo.

BRIAN – ¿Crees que el arlequín aparezca hoy?

Leo miró al joven rubio y pudo divisar una mueca de temor en su rostro, luego de unos segundos añadió.

LEO – Probablemente.

BRIAN – ¿Por qué lo dices? Preguntó con un tono más inquieto.

LEO – Si fue capaz de rastrear a Eric hasta su casa, probablemente también sepa dónde vives tú y donde vivo yo. Respondió Leo.

BRIAN – ¿Entonces podría estar siguiéndonos en este momento? Continuó preguntando Brian.

LEO – Creo que eso es lo que esperan Jamal y Lucciano, por eso nuestra encomienda de hoy es con Joe, no sé por qué pero creo que es el más peligroso de todos. Añadió el joven con un leve tono de preocupación.

BRIAN – Eso quiere decir que Jamal y Lucciano están esperando que Joe acabe con el arlequín hoy... y... ¿Nos están usando como carnada? Exclamó el chico rubio dejando notar su frustración.

LEO – Básicamente. Respondió Leo escuetamente.

BRIAN – ¿Y tú estás de acuerdo con eso? Volvió a preguntar Brian.

LEO – No tenemos opción. Dijo.

El disgusto era evidente en el rostro de Brian quien cada vez miraba más seguidamente los espejos retrovisores en busca de que alguien los estuviera siguiendo. Leo notó esto, y al ver lo asustado que estaba su ex amigo, quiso indagar más en cómo se sentía el joven apuesto, buscando tal vez alguna señal de cambio o arrepentimiento en él y que de esta manera evitara tener que entregarlo a la policía o en el peor de los casos tener que asesinarlo.

LEO – ¿Qué tanto has hecho para Jamal? No te ves muy cómodo en la organización.

BRIAN – No es la organización la que me tiene incomodo, es el idiota con máscara de payaso cazando a cada uno de nosotros... Jamal solo me ha pedido que le siga enviando vídeos y fotos de chicas nuevas cada que pueda, nada que no hiciera antes. Respondió de manera déspota.

El PenitenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora