PARTE VEINTIUNO: LA CONFRONTACIÓN

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Brian había estado evitando las llamadas de Jamal y a su vez evitaba salir de casa. Brian era hijo único de un matrimonio adinerado, razón por la que desde niño se le dio todo aquello que él pidiera, se le permitió realizar actos que en cualquier otra familia habrían sido condenados y se le concedió una libertad física y moral más allá de la que un joven de su edad debería tener. Gracias a esto no era raro que, si el chico dejaba de ir a la universidad nadie le dijera nada, si el chico solo se la pasaba en casa jugando videojuegos o viendo televisión tampoco tenía llamados de atención, sus padres simplemente lo dejaban ser.

Jamal rondó la casa de Brian los días siguientes a la muerte de Joe pero nunca logró confrontarlo dado que este último nunca salió de ella. Estaban incomunicados y de igual manera el joven moreno tenía sus propias preocupaciones que atender. Lo que Jamal no se imaginaba era no vería a Brian nunca más, ya que el plan ideado por Leo estaba dando sus frutos, Maggie ya había entablado relación con Brian y se coqueteaban a través de redes sociales, teniendo conversaciones subidas de tono que distraían el encierro del joven adinerado.

Todo iba transcurriendo rápidamente y de acuerdo a lo pensado por Leo. Maggie por su parte se encontraba algo repugnada por tener que actuar de dicha manera con alguien como Brian, pero continuaba haciendo lo que tenía que hacer por el bien del objetivo.

Un par de días después a la muerte de Joe y mientras Jamal y Lucciano se mantenían con un bajo perfil organizando sus planes próximos, Brian contactó a Leo por teléfono.

LEO – ¿Qué quieres? ­Preguntó Leo.

BRIAN – ¿Qué sabes de Jamal? Exclamó el joven rubio.

LEO – Lo último que supe fue que estaba molesto contigo. No me ha contactado estos días. Dijo.

BRIAN – Lo supuse... he visto un auto estacionado afuera de mi casa estas dos últimas noches, probablemente sea él. ¿Crees que quiera matarme? Preguntó Brian.

LEO – No lo sé... creo que metiste la pata bien hondo pero en estos momentos solo quedan él y Lucciano, probablemente tengan cosas más importantes en qué pensar. Exclamó el chico.

BRIAN – ¡Maldición! ¡Estaba asustado! Si me hubiera quedado habría terminado como Joe... tú tuviste suerte. Comentó con un tono alterado.

Leo se mantuvo en silencio al otro lado de la línea, entendía al chico, lo conocía hace mucho y sabía que la fachada de don Juan y de chico popular solo era la manera de esconder una persona con vacíos, falta de atención y miedo constante contra el mundo... o tal vez contra el 'qué dirá' del mundo.

BRIAN – ¡No me dejes hablando solo maldita sea! Tú me entiendes ¿verdad? Preguntó.

LEO – ¿Para qué me llamabas? ¿Solo querías saber si Jamal te quiere matar? Cuestionó Leo.

BRIAN – Estuve pensando y tuve la idea de irme del país. Dijo.

Al escuchar esto Leo se alteró levemente pues no podía permitir que Brian escapara y todos sus crímenes quedaran indemnes.

LEO – ¿Para dónde irás? ¿Cuándo? Preguntó el joven tratando de recabar información.

BRIAN – No lo sé aún... Estuve viendo universidades y vuelos pero algo me detuvo. ¿Recuerdas la chica de la que me hablaste? La de los tatuajes.

LEO – Maggie. Sí, lo recuerdo. ¿Qué hay con ella? Exclamó Leo.

BRIAN – Empezó a coquetearme por redes, probablemente quiere que me la coja como muchas de las otras perras de la universidad. Dijo el joven rubio.

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