PARTE SIETE: LA RESILIENCIA

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Momentos después de lo sucedido en el patio del asilo, Rachel aún con lágrimas en sus mejillas se dirigió lo más rápido posible a uno de los baños del lugar. Gracias a que ella estaba en el área de rehabilitación para personas con condiciones mentales leves, la privacidad y la higiene eran un poco mejor que las otras áreas del asilo, lo que le permitió entrar velozmente al tocador sin ser incomodada por alguno de los otros pacientes.

Entró al baño con vehemencia y se detuvo frente al espejo mirándose fijamente. Sus dedos estaban presionando fuertemente sobre la pasta que cubría el libro que se supone estaba leyendo antes de ser interrumpida por Leo.

Durante unos largos segundos y mientras un penetrante silencio inundaba todo el tocador, Rachel observó su reflejo en el espejo viéndose desaliñada, desarreglada, con los ojos un poco hinchados por el llanto derramado en el encuentro de hace un rato. Sintió asco y repulsión por su cuerpo al recordar que estaba en ese estado a causa de aquel abuso, era la misma sensación que tuvo al estar sola en su cuarto después de haber dejado el hospital, aquella sensación que la llevó a querer quitarse la vida y que de no ser por sus padres seguramente habría concretado aquel impulso.

Pero esta vez había algo diferente, si bien, por su mente pasaba la idea de romper el espejo y usar los fragmentos que quedaran para abrirse la piel desde las muñecas hasta el codo logrando desangrarse en cuestión de minutos y acabar con el sufrimiento; también se sentía frustrada y llena de ira por lo débil que era y lo indefensa que había quedado después del traumático episodio.

Aunque en su mente el tiempo que había pasado era demasiado, la realidad es que solo llevaba unos pocos segundos mirándose, estaba absorta en sus pensamientos, había una lucha interna en su cabeza y corazón por el control de la situación. Por un lado aquellas emociones que la incitaban a escapar del dolor de la manera más sencilla, – dicho entre comillas – es decir, quitándose la vida. Pero por otro lado ahora había una llama de ira y frustración que le gritaban internamente que debía levantarse y abandonar ese estado tan penoso en el que se encontraba.

La resolución no parecía llegar y solo fue hasta que otra chica entro al tocador que Rachel pudo salir del trance en el que se encontraba, al sentir que otra persona invadió el espacio que ella habitaba se dio cuenta de lo ensimismada que estaba, así que para evitar comentarios y sospechas, salió del baño y se dirigió a los dormitorios. La joven dormía en un cuarto donde se encontraban varias literas y compartía dicho espacio con otras chicas que pasaban por cosas similares.

Era aún temprano en el día, en un par de horas Rachel debía encontrarse con el psiquiatra que la estaba tratando, así que mientras llegaba ese momento la joven sentada en su camarote, meditaba sobre qué debía y quería hacer. Había pasado exactamente una semana desde lo sucedido y ella llevaba cinco días internada, pero fueron cinco días en los que siempre estuvo desconectada de la realidad, un poco por los antidepresivos que tomaba y otro poco como medida de defensa de su propia mente. Este momento era el primero en el que ella se detenía a pensar fríamente sobre lo sucedido. El acto en sí mismo, su salida del hospital, su deterioro en casa y el tiempo que había pasado en la institución.

Fue en este momento de introspección donde encontró la respuesta.

Ella siempre había sido una chica bondadosa, tierna y amigable, evitaba los conflictos con cualquier persona, constantemente trataba de no lastimar a nadie de ninguna manera. Esta actitud la llevaría a ser de un carácter muy blando, a veces le costaba decir 'No' a ciertas cosas y/o personas, también se le dificultaba mucho decirle la verdad a las personas cuando se trataba de sus defectos o fallas. Incluso consigo misma era blanda pues a pesar de ser tan inteligente y bondadosa evitaba constantemente hablar de lo que le molestaba o le incomodaba, poniendo por delante el bienestar de los demás y restándole importancia a sus propios deseos o sentimientos.

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