PARTE QUINCE: LA LEY

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Era cerca de media noche cuando Leo le pidió el favor a Maggie, la chica se vio sorprendida por la petición de Leo y aunque en un principio pensó en negarse, luego accedió con la condición de que le permitiera ayudar.

MAGGIE – No te dejaré usar mi motocicleta, pero puedo llevarte.

LEO – Lo siento, esta vez puede ser más peligroso y no puedo permitir que te pase nada. Por favor déjame ir solo. Respondió el joven.

MAGGIE – ¿¡Estás loco!? Con más razón debo ayudarte. Insistió Maggie.

Leo la miraba pensativo, en su mente sabía que la joven no iba a ceder fácilmente, pues lo que tenía de energética lo tenía de testaruda. Pensó que podía permitirle ayudar sin necesidad de ponerla en peligro.

LEO – Está bien, te dejaré ayudarme, pero no irás conmigo.

MAGGIE – ¿Qué? ¿A qué te refieres? Preguntó confundida.

LEO – Necesito que estés en tu casa y mantengas una llamada continua conmigo, de esa manera, puedo pedirte que te comuniques con el policía Connors sin dejar en evidencia mi identidad ni detenerme en la motocicleta.

Maggie no estaba muy convencida, pero también entendió que Leo no le permitiría participar directamente esta vez, así que la opción de la llamada era mejor que nada.

MAGGIE – Está bien. Pero a la mínima señal de riesgo quiero que te retires. Añadió.

Leo asintió con la cabeza y después tomó las llaves de la motocicleta, se subió en ella y se dispuso a tomar camino hacia la bodega donde estaba Joe.

Durante el camino Leo pensó que podía hablar con Maggie sobre el incidente de la ducha más cómodamente, ya que no estaban frente a frente, así que cuestionó la joven.

LEO – Maggie... respecto a lo de la otra noche en la ducha-

MAGGIE – No es necesario hablar de ello Leo. Respondió tajantemente.

LEO – Si no se habla nunca de ello, no se solucionará. Dijo el chico.

Maggie se mantuvo en silencio, a lo que Leo continuó.

LEO – No es que no seas atractiva o algo así... simplemente tengo muchas cosas en mi cabeza en este momento... soy un asesino, estoy intentando desarmar una organización criminal, si mis padres se enteraran morirían de la preocupación. Lo que quiero decir, es que justo ahora no tengo cabeza para una relación de ningún tipo.

MAGGIE – Lo sé... y te entiendo, solo me sentía como una idiota por no haberlo notado antes e intentar hacer 'eso'. Dijo la joven.

LEO – Tranquila, en otras circunstancias habría sido fantástico. Comentó Leo.

MAGGIE – Ojala podamos tener otra oportunidad en otras circunstancias. Exclamó Maggie con una voz nostálgica.

Leo se mantuvo en silencio por unos segundos, vio que ya estaba cerca de la bodega así que se detuvo a unos metros de la entrada, dejando la motocicleta resguardada detrás de unos arbustos.

LEO – Ya voy llegando, te avisaré cuando llamar a Connors. ¿Tienes el número?

MAGGIE – Sí, lo tengo... cuídate mucho. Añadió la chica.

Leo bajó del vehículo, se puso la máscara que esta vez sí llevaba con él y se dispuso a caminar hacía la entrada de la bodega, sabía bien donde estaban las cámaras así que le costaría entrar sin ser notado. Para su sorpresa, había una van en toda la entrada con las luces encendidas, aparentemente Joe no estaba solo.

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