PARTE DIECIOCHO: LAS ALIANZAS

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Esa misma noche, en el pent-house de Lucciano se encontraba Jamal con su jefe. El joven moreno entró agitado y tenso en el salón donde lo estaba esperando Lucciano, sentado cruzando las piernas mientras bebía un whiskey en las rocas como el magnate mafioso que era.

De una bolsa negra Jamal sacó la máscara de 'El Arlequín' a lo que Lucciano abrió grandemente sus ojos. El chico la tiró al suelo con ira y le dijo a su jefe.

JAMAL – ¡Ese imbécil mató a Eric!

Lucciano contemplaba la careta ensangrentada que se posaba sobre su alfombra y después de tomar un sorbo de su bebida respondió.

LUCCIANO – ¿Puedes levantar esa porquería? No quiero que manche la alfombra.

Jamal realizó un gesto de confusión dado que su jefe se veía bastante apacible y tranquilo, siguió la orden recién lanzada y se sentó en uno de los muebles.

LUCCIANO – Que tu chico esté muerto puede ser culpa mía. Dijo Lucciano.

La expresión de confusión en el rostro del joven era cada vez más explícita, pues no estaba muy seguro de qué estaba pasando.

JAMAL – ¿Perdón? Exclamó.

LUCCIANO – Perdonado J. Déjame te cuento lo sucedido. – El magnate se levanta de su asiento encaminado hacia la barra, probablemente para rellenar su trago o tal vez para ofrecerle uno a Jamal. – Tenía mis sospechas de que este 'arlequín' estaba conectado a la chica que ustedes abusaron hace unas semanas, una chica rubia... así que le dije a Eric y solo a Eric, que la secuestrara, hiciera lo que quisiera con ella y luego la matara, que el pago sería muy bueno.

JAMAL – ¿Usaste a Eric como carnada para confirmar si el arlequín está con esa chica? Preguntó ofuscado.

LUCCIANO – Básicamente... y parece que mis sospechas eran ciertas. Nadie más fuera o dentro de la organización sabía de la encomienda de Eric, pero aun así el arlequín llegó hasta su casa y lo mató.

JAMAL – ¿Y qué putas planeas hacer con esa información? Ahora tenemos uno menos... de mis chicos, Eric era el más capaz.

LUCCIANO – No me digas que te estás sintiendo mal por ese drogadicto... sé muy bien que lo único que te importa es el dinero para tu hermanita.

En ese momento la altivez de Jamal mermó considerablemente, pues él nunca le había hablado de Eliza a su jefe.

LUCCIANO – ¿Por qué te sorprende? ¿Acaso crees que no investigo la vida de todos mis asociados? No he tenido tiempo de hacerlo a fondo con tus chicos por ese maldito arlequín...

Para el chico moreno esto se sentía levemente como una amenaza, siempre ha actuado como un perro fiel para Lucciano pero muy en el fondo solo es un mercenario independiente que se mueve de acuerdo al mejor postor.

LUCCIANO – ¿Te comió la lengua el ratón J? Lo de tu chico no será en vano, dije que le iba a pagar muy bien pero como ya no está con nosotros su pago va directamente a tu cuenta muchacho ¿no te alegra?

JAMAL – No es necesario. Respondió Jamal.

LUCCIANO – Que mal, ya la transacción está hecha... has lo que quieras con ese dinero. Volviendo a temas importantes, el arlequín está unido a esa chica rubia, por consiguiente está detrás de tus chicos o en el peor de los casos, es uno de tus chicos... ¿sabes dónde estuvieron ambos hoy?

JAMAL – Brian estaba su casa como de costumbre, pero ahora que lo dice, no pude contactar a Leo.

LUCCIANO – Llámalo. Debemos saber si tiene una cuartada o no.

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