ʚ 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | "We go and shout when we are together".
A horny and sad place overall, but like too much.
↳ Consta de:
- Información (índice, contenidos, avisos...)
- One shots de los miembros de ENHYPEN.
- "Enhypen are the type of boyfriends...
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—Este One Shot contiene +18 explícito. Si no te gusta este tipo de contenido, te invito a salir del capítulo. —Los comentarios malos serán eliminados, así como me gustaría que se evitaran los del estilo "yo me voy", o "de aquí no soy". Simplemente sal del capítulo si no es de tu agrado. —Narrado en tercera persona. —Recomiendo leerlo escuchando la canción "Strawberries & cigarettes", de Troye Sivan, en la que está inspirado el shot. —Por si acaso, aclaro que ambos protagonistas son mayores de edad en esta pequeña historia.
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Tras haber saltado juntos la enorme valla que delimitaba el espacio de aquel hospital abandonado que fueron a visitar, ambos cayeron al suelo entre risas. Yangmi separó de su rostro su pelo rosa chicle que contrastaba con su vestimenta negra y rebelde, y Heeseung la observó embelesado.
Siguieron riendo al recordar las memorias que ahí habían creado; los sustos repentinos por cualquier cosa, en realidad, y las risas nerviosas que se echaron cuando pasaban cosas que para ellos no tenían ninguna explicación lógica.
Repentinamente, Heeseung se levantó y le tendió la mano para ayudarla. Así, la atrajo burlón hacia él y saboreó sus labios con la mirada durante unos segundos. Provocativo, se separó y se metió la mano en el bolsillo, sacando un par de cigarros.
—Enciéndelos —le pidió, consciente de que ella llevaba siempre un mechero.
Yangmi sonrió y obedeció, encendiendo ambos cigarros y tomando uno. Así comenzaron a caminar por la pradera, alejándose del tenebroso hospital, de camino a donde Heeseung aparcó su coche azabache. El viento les azotaba, pero no era muy fuerte, sino más bien una agradable brisa gélida.
—¿Has traído comida? —preguntó ella.
Heeseung la miró y sonrió burlón. Una media sonrisa que escondía algo, segundas intenciones. Pero a pesar de eso, asintió.
—He traído fresas, sé que te gustan. Y...
Volvió a meter la mano en el bolsillo izquierdo de sus vaqueros negros, ajustados, desgastados y rotos y sacó un par de dulces de caramelo.
—¿Piruletas? ¿Eso no es muy infantil? —¿Infantil? —Heeseung soltó una risa amarga mientras continuaba andando al haber ya visualizado su coche, de frente y sin mirarla.
Ella lo observó atentamente, y un poco ruborizada porque tras tantos años de una amistad un tanto extraña, aún le costaba a veces descifrar qué era esa actitud de Heeseung. Por qué la tenía; cómo se sentía cuando actuaba de esa forma, si estaba enfadado, molesto o algo más.
Llegaron al coche, y ella observó la parte trasera, que le transportaba a una noche llena de pasión tras haber ambos bebido en una fiesta. Algo que otros catalogarían como un error, pero en lo que ella nunca dejó de pensar a pesar de no recordar nada más que un par de imágenes borrosas. Por la parte de Heeseung era exactamente lo mismo, solo que recordaba con más claridad lo que ambos hicieron. Y ninguno estaba arrepentido. Todo lo contrario.
