↳ 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐓𝐄: 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ♡

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— Narrado en tercera persona

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— Narrado en tercera persona

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En el momento en el que Ni-ki entró al cat café y vio a Yangmi con sus cabellos rosados cayendo hacia la mesa y su mirada agachada y perdida en el teléfono, supo que desde luego estaba enamorado de aquella linda chica que conquistó su corazón.

El joven citó por primera vez a su "amiga" con la que llevaba teniendo un medio romance durante años y tuvieron algún que otro beso "accidental", pero jamás uno de ellos se animó a dar el siguiente paso. Algo tan sencillo como una cita.

Fue corriendo hasta la mesa donde estaba ella, sentándose a su lado para su sorpresa y llenándola de cariño con un abrazo. Yangmi lo correspondió sonriente, dejando la sorpresa irse con el viento que entraba por la puerta aún abierta, y hundió su rostro en el cuello de Ni-ki, que olía un tanto a vainilla.

—Hola… —saludó coqueto, y ella solo le devolvió el saludo con un beso en la mejilla.

Ni-ki vio que la adolescente ya había pedido las bebidas favoritas de ambos, y comenzó a beber tiernamente de la pajita de su batido de fresas, poniendo aquellos tiernos labios suaves y rosados en forma de patito, como a Yangmi tanto le gustaba.
Ella se quedó prácticamente embobada, y hacía cosas inconscientemente como probar de su refresco o utilizar su teléfono, pero su mirada no se desviaba más de dos segundos e inmediatamente volvía a los labios de Ni-ki.

Él se percató de esto, pero solo sonrió pícaro para sí mismo y esperó.

Frente a ellos había una enorme cristalera en la que observaban a los gatos jugar y saltar de una cama a otra, rascarse con sus juguetes o pasar alborotadamente pero con elegancia de un lugar a otro en sus enormes árboles de almohadas y rascadores, estos con tonalidades beige y rosas como todo el local.

—Te mueres por ir a jugar con ellos, ¿no, Yangmi? —dedujo mirándola de reojo, y sonriendo con seguridad al ver cómo ella asentía—. Yo ya he terminado, así que iré. Te espero dentro, preciosa.

Yangmi suspiró de deseo mientras el japonés se alejaba una vez se levantó, tan solo para echar fuera sus ganas contenidas de besarlo o confesarse cada vez que escuchaba aquellos apodos cariñosos que "solo eran amistosos". En realidad, ambos se morían el uno por el otro.

Ni siquiera pudo terminar su bebida cuando vio cómo Ni-ki aprovechaba la soledad en el lugar para acostarse boca arriba en la amplia alfombra y ser rodeado por los gatos. Estos se acostaban junto a su cuello y cabeza o se subían por su abdomen y pecho, le trepaban las piernas y jugaban con sus facciones que se movían cuando reía de forma adorable. Sus ojos se achicaban cuando reía e intentaba quitarse a los gatitos de encima, sin éxito.

Fue corriendo, abrió la puerta de cristal y se unió a ellos, sentándose con las piernas cruzadas junto a Ni-ki, quien ya comenzaba a relajar la risa incontrolable. Sus pómulos bajaban dejándole mostrar tan solo una sonrisa suave, "tan solo", porque para Yangmi aquella sonrisa lo era todo. Un universo, un mundo lleno de colores, y no tanto como sus ojos, que de observar con ternura a los gatos pasaron a mirarla con algo más. Y en ellos veía no tan solo las estrellas, sino una luz brillante que indicaba cosas que la ilusionaban, pero las cuales no terminaba de comprender y le tentaban a hacerse ilusiones.

—Jagi —la llamó, llamando su atención que tan perdida estaba en la infinita galaxia de sus ojos oscuros y brillantes—. Tengo algo que decirte.

En ese momento los gatos se relajaron aún más, y ambos sintieron que era el momento oportuno para ello, que las cosas en el universo se habían puesto de acuerdo. Que las estrellas se alinearon para que sucediera por fin, en los ojos de cada uno, mirando al otro con admiración.

Ni-ki se fue levantando poco a poco y dejando con delicadeza a los pequeños animales en el suelo. Estos siguieron rodeándoles y mirando lo que pasaba como si lo comprendieran. Él esbozó una sonrisa nerviosa, y ella rió.

—Me están observando —se quejó e hizo un puchero muy tierno, pero prosiguió—. Lo que quería decirte es que… no. Lo haré.

—¿Qué querías de...?

Riki se inclinó hacia ella sujetándola por los hombros y colmó sus labios con un dulce beso sabor a miel, de golpe.
Deslizó sus labios suaves y carnosos sobre los de ella y trazó círculos con ellos, dibujó en su sonrisa la suya y finalizó mordiendo su labio inferior con deseo. Entonces la agarró de la cintura, y ella lo tomó por el cuello con delicadeza.
Riki pasó a hacer de aquel un beso más intenso. Su lengua jugaba con la de ella, y cuando la timidez los invadió de nuevo formaron una sonrisa que no separó el beso, pero sí lo interrumpió adorablemente.
El chico se separó, y aunque ninguno soltó al otro, dejaron de besarse para así posar él su frente sobre la de ella.
La miró por unos segundos a los ojos y a sus mejillas sonrojadas, hasta que dijo:

—Te quiero, te amo y te adoro, Yangmi. —ladeó la cabeza divertido y mantuvo una mirada insistente en sus ojos, parecía jugar y divertirse ante los nervios de ella. Comenzó a hacer muecas y a reír solo, mientras ella evitaba la mirada y se tapaba la sonrisa—. ¿Qué pasa?

—¡No juegues, Nishimura!

Ni-ki aprovechó para, una vez más, dejarle un beso inesperado que la calló por completo.

...

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𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora