↳ 𝐁𝐑𝐄𝐀𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄: 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧 ♡

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—Narrado en primera persona

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—Narrado en primera persona.

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"Romper el hielo", esa expresión utilizada para referirse a cortar de golpe la tensión que existe entre dos personas. Para, normalmente, acabar con el silencio sepulcral formado debido, probablemente, a la incomodidad, intentando crear un ambiente agradable.

Sunghoon y yo no lográbamos hacerlo. Ninguno se atrevía a "romper el hielo", ¿y qué mejor lugar para ello que la pista de patinaje hecha de aquella agua congelada en la que estábamos?

Yo ni tenía ni idea de patinaje. Desde el momento en el que aquel chico con el que tenía una extraña relación me propuso tener una cita, la primera de todas, allí, mi cabeza creó miles de escenarios. Algunos muy ridículos, otros bonitos, y temblaba desde aquel instante por eso, porque no sabía qué me depararía esa cita.
Y precisamente esa relación rara que tenía con Sunghoon fue lo que causó esa incomodidad que ahora había que romper. Hacía tan solo tres días que nos dimos nuestro primer beso, por un estúpido juego, pero los sentimientos existían con anticipación.

Nos conocíamos desde hacía un año. Ese día, concretamente, se cumplía ese primer aniversario de amistad. Una amistad que desde el primer momento albergaba sentimientos ocultos, un vínculo formado rápidamente que tan solo iba a más, pero que involucrando a dos introvertidos tímidos y pasotas, era difícil de descifrar.

Ese día Sunghoon, por fin, le puso nombre a nuestra salida. "Cita". Él había dado el primer paso con aquella primera cita, y yo esperaba poder seguirle el ritmo y no quedarme atrás, sumida en la timidez y la vergüenza.
Ni siquiera entendía por qué era así, si sabía perfectamente que ambos sentíamos lo mismo. Cualquiera podía notarlo.

Ahora solo quedaba eso.
Romper el hielo.

Patinábamos ambos sobre la fina capa de hielo de la pista, yo agarrada como si la vida me dependiera de ello a él, y no solo a su mano. A todo su cuerpo. Abrazaba su cintura mientras miraba seguidamente hacia mis pies para procurar no caerme, y él me sujetaba también de la cintura, con una sola mano.

—No tienes que tener tanto miedo —musitó, riéndose para sí mismo.
—Es fácil decirlo teniendo diez años de experiencia —repliqué—. ¿Y si me tuerzo un tobillo?

Sunghoon soltó una risa escandalosa, que me asustó y me hizo perder el equilibrio. Como había predecido, se me torció el tobillo y giré sobre este de una forma extraña hasta caer sentada al frío suelo.

Solté un quejido, más que por el dolor, por la vergüenza de la caída, y vi cómo en ese mismo instante la cara de Sunghoon se transformaba. De la risa al pánico.

—¿Estás bien? —preguntó apresurado, agachándose con una facilidad que me dejó asombrada y acercándose a mi rostro.

La cercanía me hizo temblar, sumándole a eso el frío que sentía al estar sentada sobre el hielo, aún con las manos encima de este.

—Sí.
—Estás temblando, ven. —sonrió, aún se le hacía divertido y yo solo podía maldecirme internamente. Me dio la mano y me ayudó a levantarme—. Será mejor que no te suelte y que nos lo tomemos en serio, para que puedas moverte por ti misma, por lo menos.

Asentí y, de un momento a otro, me dio la otra mano, teniendo así ambas agarradas. Noté que me estaba intentando dar calor, pues apretaba un poco y jugaba con ambas.
Lo miré y aprecié una diminuta sonrisa asomándose poco a poco de sus labios, y en ese instante subió la cabeza. Pasó de mirar el juego que él mismo había provocado con nuestras manos, a mirarme a los ojos, pillándome mientras lo observaba embobada por su belleza.

—Oye, parece que solo he venido aquí a pasar vergüenza —me quejé, soltando una pequeña risa nerviosa. Su mirada permanecía sobre la mía.
—¿Pasar vergüenza? —preguntó, mirándome directamente a los ojos. Empecé a creer que lo hacía a propósito—. Más bien, darme más razones para querer traerte aquí.
—¿Qué dices? —esta vez reí más atónita y confundida.
—Eres tierna. Eso es todo.

Sonrió, escondiendo la sonrisa cabizbajo. Si era posible, nos acercó más, tirando de mis manos para apegarme a él y, sorprendentemente, no me caí, probablemente por la concentración fijada en tan solo sus ojos y sus labios.
Miró los míos, mordiéndose el labio y, como un espejismo, vi un ligero destello pasar por sus ojos con velocidad, antes de empezar a agacharse para alcanzar mis labios.

Tragué saliva, sintiendo los nervios a flor de piel, pues aunque no era el primer beso, sí era el primero que iba a ser verdaderamente significativo, y uno que me indicaría que Sunghoon verdaderamente quería hacerlo tanto como yo.

En ese momento, el hielo ya estaba roto. Sunghoon agarró la confianza suficiente que pocas veces solía tener, y comenzó a acercarse más y más, peligrosamente y muy atrevido. Mucho más que de costumbre, pero aún así se veía su lado tímido reflejado en aquella pequeña media sonrisa que trataba de ocultar.

Sus manos soltaron las mías, para pasar una de ellas a acariciar cuidadosamente una de mis mejillas, y la otra bajó hasta mi cintura. Acercó todavía más nuestras caderas, haciéndome agarrarme a su cuello con mis manos.

Entonces, me regaló una última mirada algo traviesa, y de un momento a otro acercó con suavidad sus carnosos labios a los míos.
Hasta pegarlos y comenzar a jugar con ellos.
Se sentía como estar besando una nube. Era una sensación inexplicable, completamente irreal.

Y si algo podía tener seguro, es que después de aquello el hielo ya estaba completamente roto y nunca más iba a juntarse. Sus actos de rebeldía jugando con mis labios a su gusto y pegándome a él como si llevara aguantando las ganas mucho tiempo, me lo demostraban.

...

𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora