Capítulo 38.

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Después de nuestro extraño encuentro con Gwen, volvemos a casa. Tengo muchas llamadas perdidas de Jack pero ahora mismo no tengo ganas de hablar con nadie. No dejé a Melodie tranquila hasta asegurarme de que llevara a Gwen al hospital. Junior se siente muy decepcionado, ya que tenía la esperanza de que volvería como una persona normal y no nos traería más problemas. Y aunque no lo considero como tal, solo Melodie es capaz de apenas regresar a la ciudad con su familia, secuestrar a una persona.

— Lo siento mucho, en serio. Yo solo quería darte una sorpresa y terminé metiéndote en otra situación. — dice mientras me deja en la puerta.

— No te disculpes, no es tu culpa, De todos modos esto es algo que tarde o temprano iba a pasar. Son cosas que resolveré con Jack tranquilamente. No te preocupes. — quiero dejarlo más tranquilo.

— Está bien. No vayas a trabajar mañana, necesito que descanses lo suficiente. Después de esta noche, sé que no ha sido nada fácil para ti. Me encargaré de todo en la empresa, lo prometo. Te mantendré al tanto. — me da un beso en las mejillas, sube a su coche y se marcha.

— ¿Por qué me haces esto, Melanie? ¿Por qué te encanta matarme de la desesperación? — dice Jack en cuanto me ve entrar. Sólo lo veo con mala cara y no le respondo. — ¿Dónde estabas?

— ¿Dónde estabas tú en todo el día? Eso no pudiste responderme ¿verdad? Pero en cambio yo, cuando salgo por unos minutos, te vuelves loco y tengo que darte miles explicaciones. No me parece justo. — me quito el abrigo y lo dejo sobre una de las repisas.

— Sabes que estoy resolviendo asuntos con respecto al trabajo. En cambio tú, sales a no sé dónde, ni con quién y pretendes que nunca me enoje. Parece que te molesta que me preocupe por ti.

— ¡Lo único que me molesta es que nunca tengas el valor de decirme la verdad de lo que pasa cuando sales de esta casa! — estallo. — ¿Por qué tengo que enterarme de esto por otras personas y no por ti? ¿Por qué no me dijiste que hay rusos buscándote para matarte? — no me contengo. Su cara de pánico solo me confirma que una vez más, Gwen tenía razón.

— ¿Quién te dijo eso? — su tono es más serio.

— Eso ya no importa, lo único que me interesa es saber si es verdad o no. — lo miro a los ojos. No responde y mira el suelo constantemente. Lo busco con la mirada hasta que me responda.

— Es verdad. ¿Eso querías escuchar? Pues ahí lo tienes, es verdad. Y no sabes lo difícil que ha sido para mí enterarme de esto. Desde que volví de esa maldita misión no he tenido un día sin tener que salvarme de los rusos. Es agotador. Y solo así me he dado cuenta de que puedo proteger a todo el mundo, menos a mí mismo. Sólo me tengo a mí para poder librarme de esta y no sé, por primera vez en la vida, si lo lograré. — puedo sentir en sus palabras, en la forma en la que dice estas cosas, que nunca había sido tan honesto como ahora.

— Sabes perfectamente que no estás solo. Tienes a Jacob, a Eric, a Paul, a toda tu gente y a mí.

— No puedo involucrarlos en esto. Nunca me lo perdonaría. O salgo de esto solo o no lo haré.

— No te lo voy a permitir. — las lágrimas invaden mis ojos pero no las dejo salir.

— No podrás hacer nada para impedirlo.

— No me pongas a prueba. No voy a perderte. Mi hijo tiene que conocerte. — inevitablemente, las lágrimas bajan por mis mejillas. Ese insoportable nudo en mi garganta no me deja hablar y sé que él también lo siente aunque no pueda llorar.

— Lo hará. — se acerca y sostiene mi cara en sus manos. — Porque haré hasta lo imposible por mantenernos vivos. — besa mi frente y me abraza fuertemente.

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