CAPÍTULO 8.
Olivia.
No puedo verlo, no puedo ver su maldito rostro cercana y ni siquiera sentir su presencia rodeándome otra vez, no quiero sentir sus manos tocar mi espalda ni menos desaparecerlas por mi cuerpo, no quiero que esté junto a mí ni de Maximilien, quién se mantiene con una expresión seria mirándolo atentamente al sujeto que sonriendo coqueto evaluando mi cuerpo entero relamiendo sus labios por la vista que obtiene de mí y eso causa que me asquee por como sus ojos claros me detallan mandándome a recordar los similares sucesos que mantuve con él.
—Para mí no es un gusto— hable con seriedad apartándome un poco más y quedando más cerca de la figura de mi prometido.
—¿Ya te olvidaste de tu tío favorito? Eso es un descaro— dice sonriendo pasando una mano por su cabello.
El único descarado es usted, maldito enfermo.
Quise soltarle esas simples palabras, pero el nudo que se formó en mi garganta me lo impidió que soltará esa voz defensiva y severa ante la mirada del loco que me está desnudando con sus ojos llenos de morbo, deseo y manipulación anhelando tenerme a su merced como cuando era una niña sin derecho a defenderse, protegiendo a los que más quería en el mundo y que se aferraba al sentimiento de ser querida por las personas que nunca estaban con ella. Solo era una ilusión, un sueño que cayó en pedazos cuando su madre furia le grito palabras hirientes y eso cortó todo lo que esa dulce niña pensaba conseguir dejando que ese lazo que intentaba proteger se fuera rompiendo poco a poco con el pasar del tiempo.
Solo aferrándose a su vida misma, aferrarse a querer a sí misma y no recibir nada a cambio de nadie, porque nadie quería tenerla en su vida y quería entenderla como quiso una vez.
No pedía nada a cambio, solo ser querida por sus propios padres y que la abrazaran, sentir sus abrazos rodearla al igual que los besos en la frente y su calor pegándose a su cuerpo. Pero eso nunca llego y eso desato el hilo del cariño que solo había de su parte para no seguir creyendo que algún día la iban a querer.
—No estoy disponible para hablar de negocios y le deje en claro por mensaje que todavía no considero la oferta que me envió, señor Baker— seriamente Maximilien se pega a mi cuerpo pasando un brazo por mi cintura.
—Entonces después del almuerzo podemos hablar de los detalles faltantes, joven Lambert— insiste el australiano mirándolo con una sonrisa en sus labios— ¿Qué le parece?
—Quiero compartir mi día con mi prometida. — le aclara fríamente mirándolo y apreté su mano entrelazando nuestros dedos—Y no estaré disponible para nadie, ni para el trabajo así que sepa respetar y escuchar atentamente lo que le digo.
—Lo entiendo perfectamente. Pero sinceramente quiero hablarlo cuanto antes nuestro trato— suelta mirándome un momento y luego al rubio alto de mi lado que sostiene mi mano.
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Deseo Incontrolable ©
Science FictionOlivia, seductora e inigualable. Maximilien, serio y arrogante. Nadie hubiera podido imaginar que detrás de esos ojos claros, juntos crean el caos, la destrucción y son seres inmortales ante la justicia. Nadie pensaría que son asesinos y menos ellos...