Pecado XIX

84 10 1
                                    

Viniendo desde lo alto, escuché

a los ángeles cantándome estas palabras,

a algunas veces en tus ojos,

veo la belleza que hay en el mundo.

Coldplay, Miracles.

     Durante toda esa semana, Aarón había dormido plácidamente, sin las terribles pesadillas e incomodidades que sufría desde que besó a Sorel por vez primera. Cualquiera diría que tenía una consciencia limpia, aunque no. Cambió su casulla color verde por una morada, pues iniciaba la época de adviento, época de arrepentimiento, perdón y alegría, y fue a dar la solemne misa. Como de costumbre, Sorel y su madre estaban en primera fila, y también ese hombre, Florián. El presbítero intentó obligarse a no prestar atención cuando Sorel se levantaba para acudir a cantar con el coro de la iglesia y el joven alto lo miraba dejando de lado el resto de la celebración, ¿en verdad sería católico, al menos? Se enfocó en bendecir las coronas de pino que las familias habían presentado (incluso la madre de su pequeño pecador). Cuando consagró las hostias y sostuvo el cáliz, voló en su mente la imagen de Sorel lleno de vino, pero la apartó rápido y en medio de su barullo mental, la santa misa finalizó. La madre de Sorel despidió a Florián y se llevó a su hijo a hablar con el sacerdote.

     —La verdad todo ha estado muy bien hasta ahora, padre Loyola. Usted ha hecho maravillas con Sorel, pero ese chico, el tal Florián ha empezado a buscarlo mucho, incluso lo visita en casa por las noches. No sé si está bien que tenga un amigo tan cercano. ¿Ya está curado mi hijo, padre?

     El universitario puso los ojos al revés, sentía muchas ganas de ahorcar a su madre y tal vez lo hiciera... Si un Sacerdote se lo folló en ese altar, cometer matricidio en el mismo lugar no podría ser peor. ¿O sí? Al menos desde el punto de vista de los más creyentes.

     —¡Mamá! —reclamó con tono suplicante— Florián solo llegó una vez... y no hicimos nada malo.

     —No deberías tener amigos tan cercanos justo ahora que empiezas a recuperarte, So, el pecado puede tentarte porque ya antes has sido débil.

     —Señora, no creo que deba preocuparse por Sorel. Su hijo no está enfermo ni poseído, de hecho, es un hombre muy perspicaz y valiente —Aarón llevó su mano a la nuca de Sorel en un gesto que podría parecer paternal, pero realmente estaba siendo posesivo—, ¿por qué no dejamos que Sorel espere afuera? Esta noche me encantaría hablar con usted. Me interesa saber cómo es que no se ha dado cuenta del muchacho maravilloso que tiene.

     El rostro de Sorel se tornó de un color rojo brillante. Aarón no lo había visto avergonzarse ni siquiera cuando se metía sus propios dedos en el ano, pero al defenderlo ante su madre el rebelde se volvía completamente un bebé inseguro. Se enterneció por él. Aquello solo era una muestra de lo mucho que su familia lo había afectado. El universitario ni siquiera podía levantar la mirada. Observó a Aarón entrar con su madre a la oficina y la esperó afuera durante dos horas mientras moría de ansiedad. Cuando ella salió, tenía sus ojos llorosos e ignorándolo caminó delante de él todo el trayecto hasta su casa.

     Sorel se estaba preguntando de qué tanto habían hablado en aquella oficina. Ese cura definitivamente era un grandísimo idiota. Había dicho todas esas cosas de él frente a su madre, «que era un maravilloso hijo» y esto y aquello... Ni siquiera le avisó que haría algo así. ¡Tonto! Una vez en casa, preparado para dormir, continuaba con muchas preguntas haciendo ruido en su cabeza. La mujer entró en su habitación, se sentó en la orilla de la cama, con su mirada esquiva sobre la pared, y guardó silencio durante unos segundos.

     —So... sabes que te quiero, ¿verdad? —no respondió, ni siquiera recordaba la última vez que su madre le había expresado afecto— Ese padre... él me ha dicho muchas cosas que aun no entiendo bien. Mencionó que eras el mejor chico de esta comunidad... eso dijo. Me refiero a... «el mejor chico», sé que hay peores que tú, pero... él lo dijo así, «es el mejor chico de esta comunidad y créame que lo sé porque he confesado a todos». Él dijo que en adelante no importa si eres gay o no, que Dios no te juzgaría por eso sino por el bien o el mal que le hicieras al mundo. ¿Qué clase de padre diría algo así? Sorel casi sonrió ante lo crédula que podía ser su madre.

     —Uno bueno, mamá.

     —No puedo entenderlo del todo, pero, hijo, aunque Dios no te juzgue, me gustaría que te quedaras como ahora... —pidió pensando que su hijo había dejado atrás lo que consideraba su época homosexual.

     —Me quedaré exactamente como estoy ahora, mamá.

     Ella lo abrazó y salió de la habitación. Sorel empezó a reír. ¿Defenderlo ante su familia? ¡Aarón se había vuelto loco después de un poco de sexo! Y luego empezó a llorar. ¡Él se había enamorado completamente de Aarón después de un poco de sexo!

 ¡Él se había enamorado completamente de Aarón después de un poco de sexo!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Religare I [PecaminoSo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora