RENACER

Capítulo 12 - EL BESO -

Ulia siente su abrazo y ese beso en la mejilla, Daisy lleva un vestido de lino blanco, esa capa roja y un pequeño libro entre sus manos,
- ¿qué haces? , creí que seguirías dormida... Apenas pasamos de medio día, desperté hace poco y hay mucho por hacer, sobró bastante comida... Se la invitaré a quienes trabajan... - dice ella sacudiendo y limpiando sus manos en el delantal...

Daisy sonríe, abre la puerta del pequeño depósito y toma una canasta,
- lo sé, todo estuvo delicioso... Y no... Yo me acosté temprano... Vi a papá y al señor Harrison casi al amanecer...- responde tomando de esa comida y llevándosela a la boca.

- y el joven Ben... Estuvo bailando con mi Florence, es tan apuesto y es un verdadero caballero... - menciona Juliette desde atrás...
- deberías dormir Daisy, mi hija dice que la belleza necesita como mínimo ocho horas de sueño, ella aún duerme...

Daisy sonríe, mientras coloca de todo un poco en esa cesta...
- la belleza no es lo mío... Me voy de día de campo, papá duerme aún... Ulia...

- no te preocupes cariño, si despierta antes de que llegues se lo diré...

Daisy afirma con la cabeza y sale, alguien la ve pasar, es Richard que ayuda con todo y vigila, sonríe al verla, toma su pequeño morral y quiere seguirla, conoce cada lugar que ella visita...
- Rich... ¡Dame una mano con esto!... - dice alguien y él acomoda la boina que lleva, se gira para trabajar.

Ben, con el cabello húmedo observa desde la ventana de su habitación, el baño lo ha refrescado y abotona la camisa, observa el trabajo que realizan varios hombres, la carpa deja de existir poco a poco, le arranca una pequeña sonrisa el recordar bailar con ella... entonces entre todos esos colores de ropa fríos la ve, saluda y camina entre varios y se aleja de ahí, sabe que no debe, no es correcto... pero el rojo de esa capa lo llama.

_-_

Daisy toma asiento frente a una pequeña pradera, sonríe observando aquel columpio que colgaron junto a Richard, coloca la capa por sobre ese pasto que tiene regadas hojas en tonos dorados, ocres y amarillos, la canasta sobre esta y toma el libro para luego sentarse en este... Se abraza a una de las cuerdas y observa el lugar, se siente triste por haber perdido a su amigo, triste por esa declaración que escuchó y triste por esa declaración que no quiere escuchar, su padre la conoce, tal vez si se sincera con él...

Suspira pesado y comienza a balancearse, toma su libro y trata en verdad de concentrarse en algo que no sea la noche que cree le espera, encuentra un poema que ha marcado hace mucho y lo lee nuevamente, sonríe pensando en él y en esos ojos, ese beso que nunca llegará...
- hola... - escucha y se sobresalta para voltear, Ben sonríe apoyado a un árbol y ella traga en seco, no esperaba verlo ahí,
- Señor... Creí que aún dormía... - dice sintiendo electricidad en su cuerpo, trata de concentrarse en todo lo que rodea a Ben y no en él... Imposible...

Ben niega con la cabeza,
- no me llame señor... Soy Ben... por favor... - sus ojos recorren aquel vestido, sus ojos... labios... Daisy mira hacia el frente,
- ¿lee...?

Ella sonríe,
- si... Poemas, papá me los leía desde siempre y es una costumbre... - dice recordando el poema marcado, sujeta más su libro...

- ¿puedo?... - le dice aproximándose y extendiendo su mano ella sonríe y niega con la cabeza...
- ¿esconde algo?..., Daisy aclara la voz y niega con la cabeza, se lo entrega, Ben se apoya ahora en el árbol que sujeta ese columpio. Daisy observa esos largos dedos pasar las hojas, apoya la mejilla en una mano y se toma la libertad de verlo con detalle, es una escultura con vida, de las que vio en pinturas, de las que gusta..., aquellas cejas y los lunares... Sus labios... ¿Cómo sería besarlos?...

Parpadea ante ese pensamiento y trata de mirar al frente, entonces lo escucha...

Déjame enseñarte un lugar,
Donde sin saberlo, tú ya entraste,
Como un ladrón de media noche...
De mis sentidos te apoderaste...