Llegó a su casa aún con lágrimas en los ojos.
—¡Avó!, ¡ya llegué! —gritó Alba, al tiempo que dejaba su mochila en un mueble y escuchaba que se apagaba la televisión al fondo de la casa.
—¿¡Menina, qué quieres comer!? —preguntó Laura, mientras sonaban varias cosas cayéndose en la habitación.
—Cualquier cosa, no importa —respondió sin ganas, abriendo la nevera.Miró de arriba a abajo y cerró la puerta.
—¿Cómo te fue hoy, menina?
—Meh, nada digno de mención —respondió mientras tomaba el pan que su abuela le ofreció.Laura le dió un fuerte abrazo y un beso en la frente antes de regresar a su habitación.
Alba se tiró de espaldas en su cama, dejando un pie en el fuera. "¡Joder, sí que tengo problemas!", escribió en su diario, y eso que antes ya tenía suficientes, ahora se le suman (1): su enamoramiento por el chico al que más molestaba (2), qué dos estúpidos hayan tomado su diario, y peor aún (3), lo hayan leído (4), todo lo que desencadena el haberse encontrado de nuevo con los amigos de su padre... "Volviendolo a pensar. Cuatro más... no es una gran suma", suspiró e intentó descansar.
En los siete minutos que se demora en dormirse una persona en condiciones normales volvió a pensar "¿por qué me gusta ese tonto?".—¿Será por todo lo que le importa la seguridad de los demás? —se dió un golpe en la frente—, no, que estupidez —se mordió el labio—, ¿o... Su personalidad relajada que cambia por completo cuando pasa algo que le desagrada en demasía? Digo, solo me enfrenta cuando intento golpear a alguien más, "sin razón"... Es muy fiel a sus principios... Y... Siempre me acompaña en el camino a casa... Estos días ha estado especialmente cauteloso... Y su olor —inspiró, imaginado que lo tenía en frente, dos segundos después se sonrojó y se tapo la cara con las manos—. O... Podría ser por la experiencia traumática, ¡sí! Asocié esas emociones fuertes a su persona, claro —intentó justificarse, seguía sin querer aceptar sus sentimientos—, o... ¡Oh! Tal vez sea porque su sistema inmune es opuesto al mío, claro, debe ser que es genéticamente atractivo para mi organis-... —dejó de hablar, sabía que eran solo excusas y que aunque tal vez tuvieran algo que ver, no eran la razón principal de su atracción—... Ya, debo aceptarlo, digo, incluso escribí sobre él —puso su almohada en su cara para ahogar un grito de desesperación.
Poco a poco su respiración se hizo más relajada, y la almohada que estaba en su cara paso a estar entre sus brazos, imaginando que era su "príncipe azul" quien estaba a su lado, su último pensamiento antes de dormir fue "¡Joder, te gusta, acéptalo!".
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Una Historia Cliché
Ngẫu nhiênAlba Mito, una linda rola pelirroja, es la típica bully. Saca su ira acumulada molestando a sus compañeros. Así era, hasta que conoció a un tímido vallecaucano, a quien poco a poco le agarró cariño. ¿Quien mejor para escucharla y apoyarla que Sebas...