El comienzo ✅️

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-¿Por qué todo es tan difícil?

-Buenos días, Elena.

-Buenos días, Carolina. ¿Cómo fue tu noche?

-Muy bien.

Veo a Stefan venir hacia nosotras.

-Buenos días, chicas.

-Buenos días, Stef.

-¿Stef? -pregunta Elena, confundida.

-Es un apodo, porque ahora somos mejores amigos, ¿verdad, Stef?

Stefan me mira como si estuviera calculando las palabras que va a decir.

-Así es, Care.

Elena tiene una expresión neutra en su rostro.

-Qué bien...

-Pues nos vemos más tarde, chicos.

He logrado conseguir verbena, gracias a Dios. Antes muerta que volver a ser una bolsa de sangre. No pienses en eso, Caroline.

Ahora tengo que hacer un plan para salvar a Enzo. Pero en este momento, Stefan no es de mucha ayuda y Damon, bueno... Damon es Damon. ¿Qué hago? No puedo salvar a Enzo sola, soy una simple humana, pero aun así debo hacerlo. Se lo debo. Enzo fue un amigo muy leal, así que debo devolverle esa lealtad. Damon tendrá que ser de utilidad... espero que no me mate.

Con suerte estará en la mansión Salvatore. Tú puedes, Caroline, solo tienes que tocar la puerta.

Toc, toc.

-Pero, ¡qué cosita más sabrosa!

-Hola, soy Caroline, y necesito hablar contigo.

-Soy Damon, pero eso ya lo sabías. ¿Qué quieres conmigo? -La forma en que lo dice me pone los pelos de punta.

-Primero que todo, sé que eres un vampiro. Y antes de que empieces a atacarme, tengo a dos brujas Bennett de mi lado, así que, si fuera tú, lo pensaría dos veces antes de hacer cualquier cosa.

Puedo oír las ruedas del cerebro de Damon girando.

-Bueno, bueno... Así que eres un humano muy interesante, Blondie.

Sí, es el mismo Damon de siempre. Nunca cambia, y nunca creí que diría esto, pero me alegra.

-Entonces, ¿puedo pasar? Tenemos asuntos que tratar, tú y yo.

-Mi casa es tu casa.

-Ahora que estamos cómodos, es hora de negociar. Tú y yo tenemos un amigo en común, Damon. Un amigo al que le debes mucho.

Damon se queda quieto, observándome.

-Lo dudo mucho, Blondie. Creo que te equivocaste de persona.

-¿Qué te recuerda el nombre Lorenzo St. John? O mejor conocido como Enzo.

Dios mío, en los años que llevo conociendo a Damon, jamás lo vi así. Su rostro era pura conmoción y miedo. Antes de que pudiera hablar, Damon me tenía clavada contra la pared.

-¿Qué sabes? -me dice con rabia.

-Lo sé todo, Damon Salvatore. Prisionero de Augustine, 1953-1958. ¿Te recuerda algo? Compañero de celda de Lorenzo St. John, a quien abandonaste porque preferiste apagar tu humanidad antes que salvar a tu amigo. Lo traicionaste.

-¡Cállate! Enzo está muerto.

Me río sin humor.

-¿En serio eso es lo que crees? ¿No pensaste que los encargados de Augustine llegarían a tiempo para apagar el fuego y salvarían a Enzo?

Puedo ver el remordimiento en la cara de Damon. Su humanidad está volviendo.

-¿Enzo está vivo? -Damon me pregunta con una mirada llena de esperanza y miedo. Yo asiento con la cabeza-. ¿Está vivo?

-Sí, lo está. Y lo vamos a salvar.

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