"Ser madre es amar, pero también es equivocarse. Algunas decisiones duelen más que otras, y a veces, la herida más profunda es la que no se ve a simple vista."---
Lentamente, siento que vuelvo a la conciencia. Estoy en una cama suave, tan cómoda que no quiero moverme. Giro la cabeza para mirar alrededor de la habitación. Las paredes son de un azul oscuro, con algunos cuadros colgados y cortinas negras. Me doy cuenta de inmediato en qué habitación estoy: la de Nik.
Escucho las puertas abrirse, pero no tengo ganas de moverme.
-Te has despertado, amor -escucho la voz suave de Nik acercándose.
-Sí -respondo, agotada.
-¿Cómo te sientes? -me pregunta, preocupado.
-Cansada, muy cansada -suspiro-. Lo diré mil veces: entiendo a mi madre, pero eso no quita lo mucho que duele -digo, mientras unas lágrimas recorren mis mejillas.
Siento a Nik sentarse en el borde de la cama, cerca de mí. Con cuidado, me seca las lágrimas con la mano.
-No te preocupes, Caroline. Todo estará bien, lo resolveremos juntos -me dice, dándome un beso en la frente.
-Gracias por todo, Nik -le digo, tratando de sonreír, aunque sé que él puede ver la tristeza en mis ojos.
Tengo que contarle a Nik sobre las chicas, nuestras niñas, y sobre que es capaz de tener hijos. Justo cuando estoy a punto de hablar, alguien toca la puerta.
-Pasen -dijo Nik, con un claro fastidio en su voz. Obviamente, no estaba feliz de que nos interrumpieran en este momento.
La puerta se abrió y vi a Sage y Finn. El miedo y la preocupación eran evidentes en los ojos de Sage.
Note cómo la tensión en el cuerpo de Sage desaparecía al verme despierta. Nik permanecía inmóvil a mi lado, con el ceño fruncido.
-Caroline -susurró Sage, visiblemente aliviada mientras se acercaba y se sentaba en el lado opuesto a Nik-. Me diste un buen susto. No vuelvas a hacer algo así, ¿de acuerdo? -Su voz temblaba, como si intentara ocultar la angustia que aún cargaba. Se inclinó hacia mí y me abrazó con una ternura que me tomó por sorpresa, como si hubiera temido perderme.
Me dejé envolver por el abrazo. El calor de su cuerpo y la sinceridad de su preocupación me conmovieron más de lo que esperaba. Podía sentir los ojos de Nik fijos en nosotras, observándonos en silencio.
-Gracias, Sage -murmuré, correspondiendo el abrazo-. No quise preocuparlos, de verdad.
Sage se apartó un poco, pero sus ojos seguían clavados en los míos, una mezcla de alivio y reproche que solo alguien cercano podía mostrar.
-No tienes idea del miedo que nos diste, Caroline -me dijo con una suavidad que hacía que sus palabras pesaran aún más-. No vuelvas a asustarnos así, no creo que pueda soportarlo otra vez. Si estás cansada y necesitas ayuda pídela, estamos aquí para ti, has hecho mucho por todo nosotros, así que no dudes que haremos lo que necesites.
Las palabras de Sage son como un bálsamo para mi alma, me dan ganas de llorar.
-Muchas gracias, Sage -digo con la voz ronca mientras contengo el llanto. Puedo sentir la mirada de ambos hermanos Mikaelson, pero los ignoro y sigo abrazando a Sage.
Perspectiva de Elizabeth Forbes
Lo que me dijo mi hermano Adán sigue rondando por mi mente. El hecho de que mi niña esté en medio de todo esto me enfurece. Fui echada, despreciada por mi propia familia, y ahora mi hija está involucrada en algo que tiene que ver con ellos. Siento el deseo de gritarles.
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Volver a ti
FanfictionCaroline Forbes se encuentra perdida sus hijas han muerto, sus amigos también cuando se dio cuenta que estaba enamorada de Klaus mikaelson fue demasiado tarde. Caroline pide un deseo volver atrás en el tiempo y reparar todo, lo que ella no creía er...