Rebekah Mikaelson✅️

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"Son nuestras decisiones las que muestran quiénes somos realmente, más que nuestras habilidades".

Dios mío, la cara de Damon y Stefan cuando se dieron cuenta de que Elijah estaba vivo fue épica. Stefan me contó acerca de Klaus, y tuve que fingir sorpresa.

—Hola, Damon.

—¿Cómo sabías que era yo?

—Suerte de principiante —respondí con una sonrisa traviesa.

—Tengo un favor que pedirte —dice Damon, con un tono más serio.

—No voy a matar a nadie, Damon.

—¿Qué? ¡Eso no es lo que quiero! —responde ofendido—. Si quisiera matar a alguien, lo haría yo mismo.

Lo miro, rodando los ojos con exasperación.

—Entonces, ¿qué deseas?

—¿Podrías, por favor, conseguirle un anillo de luz diurna a Rose? —Damon Salvatore estaba diciendo "por favor". Un verdadero milagro.

—Resulta que tengo uno. Déjame ir a buscarlo.

Subo rápidamente y, un minuto después, bajo con el anillo en la mano.

—Aquí está.

—Gracias.

—Siempre.

Algo ha cambiado últimamente: la llegada de los hombres lobo. Como ni Damon ni Stefan molestaron a Mason, él no hizo nada en contra nuestra. De hecho, Mason y yo tuvimos una conversación, y por su ayuda con la piedra lunar, le hice un anillo lunar.

Traté de evitar que Tyler rompiera su maldición, pero llegué tarde. Tyler decidió irse con Mason, y también le hice un anillo. Tyler merece una oportunidad de ser feliz. Ser un híbrido fue su propia destrucción.

Ahora que ya tengo un trato con Elijah, mi relación con Klaus está bien, por ahora, pero aún me quedan tres Originales más, sin contar a Freya. Esto va a ser complicado.

—Hola —saludo con suavidad.

—¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Estoy muerta? —pregunta Rebekah Mikaelson, con los ojos llenos de confusión.

—Respondiendo a tus preguntas: soy Caroline, estoy aquí porque quería hablar contigo. Pero, como estás indispuesta, tuve que hacer un hechizo para entrar en tu subconsciente. Y no, no estás muerta, solo estás dagada.

—¿Qué tipo de ropa estás usando? —pregunta, con desesperación en su voz—. ¿Cuánto tiempo he estado con la daga? ¿Y por qué quieres hablar conmigo?

—Esta es la ropa que usamos hoy en día. Según mis cálculos, has estado con la daga unos noventa años, más o menos. Y solo quería conocerte. Ya he hablado con dos de tus hermanos, y estoy a punto de hacer un trato con Klaus para que les quite las dagas a tus hermanos y a ti.

—Dudo que Nik nos quite la daga —dice Rebekah, poniendo los ojos en blanco.

—Créeme, lo hará. Tengo algo que le interesa mucho. Puedo darle lo que siempre quiso.

—Romper su maldición —responde Rebekah, con sarcasmo.

—No, libertad —respondo, viéndola sin mucha reacción. Bueno, está dagada, pienso. No puedo decirle todo. Suspiro y continúo—. Sé dónde está vuestro padre.

Veo la conmoción en los ojos de Rebekah.

—¿Cómo? —susurra, con la voz temblorosa.

—Hace unos años, tu padre vino por Elena —comienzo a explicar—. Elena es el nuevo doppelgänger Petrova. Tu padre quería deshacerse de ella para que Klaus no pudiera romper su maldición, pero no esperaba que en el pueblo hubiera brujas Bennett. Una de esas brujas lo desecó y lo encerró junto con una estaca de roble blanco. Y adivina qué: yo sé dónde está. Así que le ofreceré esa información a Klaus a cambio de vuestra libertad.

Puedo ver lágrimas formándose en los ojos de Rebekah.

—¿Por qué? —pregunta con la voz entrecortada.

—Te diré lo mismo que le dije a Elijah: creo que tú y tu familia merecen una oportunidad.

—Gracias, Caroline.

—Cuando te quiten la daga, iremos de compras —le digo, sonriendo.

—Adiós, Bekah.

Lo último que veo antes de que todo se vuelva negro es la sonrisa agradecida de Rebekah.

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