Las palabras no salían de su boca, no podía expresar si quiera cualquiera de las emociones que estaba sintiendo en ese momento. Le dolía el cuerpo, la cabeza... Solo podía escuchar un tedioso e incesante zumbido que se apoderaba de todos los rincones de su cabeza.
—Vuelves a estar despierto.— comentó esa gruesa voz que le hizo sobresaltarse al no esperar su presencia.
No le contestó. El pelirrojo cerró sus ojos tratando de ignorar al lobo que se acercaba amenazante hacia él.
—No finjas dormir.— dijo esta vez autoritario. El peso que sentía a su lado en la cama le advertía que estaba demasiado cerca como para poder sentir el peligro.
—No finjo dormir, solo no quiero hablar contigo.— ya era suficiente la humillación de ser sometido y lo peor... Haber llorado frente a él.
El largo cabello del alfa rozaba sus mejillas, y finalmente abrió los ojos para encontrarse su rostro frente al suyo.
—Aparta.— soltó seco mientras trataba de empujarle con su mano y ganar algo de distancia, pero Owen atrapó su muñeca apartándola a la vez que chocaba suavemente su frente con la suya.
—Parece que tu fiebre se ha ido por completo. La medicina ha funcionado.
Parecía murmurar para sí. El omega se percató que así era, se sentía mejor, pero obviamente no iba a agradecerle. El dolor de cuerpo y de cabeza era por su culpa.
—Suéltame...
Owen bajó la mirada viendo sus negros orbes, tan oscuros como el vacío, que lo miraban con el ceño fruncido.
—Solo quiero una cosa de ti. Una vez me digas todo lo que necesito, te soltaré. Es así de fácil.
—¿Cuántas veces tengo que repetirte que no estoy tramando nada contra vosotros? Yo solo...— el pequeño frunció sus labios y apartó la mirada.
—¿Tú qué?— preguntó agarrando el mentón del muchacho para hacer que le mirara, pero sus ojos seguían evitando su contacto.
Silencio.
—No fui dotado con una gran paciencia, y contigo estoy haciendo grandes excepciones. ¿Quieres que vuelva a golpearte?
—No te tengo miedo. He visto lo que puedes hacer, y no me asusta. Y por supuesto no puedes matarme, ya que quieres la información que te puedo ofrecer. Así que estás en desventaja, chucho.
—¿No me crees capaz de hacerte desear que estuvieras muerto?— susurró en su oído mordiendo el lóbulo de su oreja con algo de fuerza.
El muchacho ahogó un grito.
—No.— jadeó —. Siempre controlas tu fuerza cuando me golpeas, aunque eres un bruto en el sexo.
Owen lo miró con una sonrisa cargada de suficiencia.
—¿No soy lo bastante suave contigo, princesa? Si eso es lo que deseas podría hacer un esfuerzo.
—Vete al infierno.— dijo al escuchar sus burlas. Estaba cansado de estar en ese lugar, y tener que aguantar a tal personaje. No tenía porqué teniendo en cuenta todo lo que tenía que hacer. Sin más, se deslizó fuera de la cama con gran agilidad dirigiendo sus pasos hacia la puerta. No obstante, tal y como esperaba, el lobo ya lo retenía por la muñeca volviendo a tirar su cuerpo sobre la cama con brusquedad.
No estaban llegando a ningún lugar y cada vez perdía más el respeto del omega.
—Me lo pones muy difícil... Y al final voy a tener que usar otras medidas con las que no me siento cómodo. Y más después de haber cuidado de ti durante toda la noche.
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Tu Dulce Aroma
RomanceAiden, un ciervo blanco, en su búsqueda de libertad se topa cara a cara con uno de sus mayores enemigos, y ¿su destinado? Su encuentro accidentado con un lobo oscuro provocará que un sentimiento profundo y extraño se apodere de ambos. Un omega en ti...