6. No hay más remedio.

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—¿Sabes qué son las "parejas destinadas"?— esa pregunta hizo que Aiden dejara de comer por unos segundos y le mirara algo atónito. 

—Si... Sé lo que son pero... ¿Insinúas que tú y yo lo somos?— había clara incredulidad en su voz. Eric suspiró y asintió lentamente mientras observaba como el rostro del ciervo cambiaba lleno de dudas —No puede ser, nosotros somos de razas diferentes, además, solo ocurre entre un alfa y un omega de la misma tribu... ¿No?... No, es totalmente imposible. Ya no existen alfas en mi tribu y tampoco existen omegas en la tuya— su mirada se volvía cada vez más ilegible, parecía estar buscando posibles respuestas sin éxito —Y bueno también h-hasta donde yo sé no se ha registrado nunca ningún caso de parejas destinadas, solo se han visto en libros... ¿No?

Era algo lindo ver como trataba de encontrar sentido a todo eso, preguntando con algún tipo de esperanza. Aunque esa pequeña muestra de pánico ante la idea de ser parejas destinadas hacía que su alfa bufara insatisfecho, cosa incomprensible porque él estaba igual que el ciervo.

—Yo pensaba de la misma forma, pero ambos mostramos síntomas de ello... O eso creo... Ya sabes, no es normal sentir una atracción así de grande por un desconocido. No consigo explicarme como mi alfa puede tener el deseo de abrazarte con todas sus fuerzas, de besarte, de...— miró de arriba a abajo deteniéndose y observando cada parte del cuerpo del contrario, quien se estremeció y ruborizó soltando de ese dulce y delicioso aroma. 

Su camisa le quedaba de maravilla, obviamente grande, pero eso lo hacía mucho más adorable. Además, el color oscuro de esta solo acentuaba su pálida piel. Su piel... En esos momentos moría por probarla de nuevo... 

Eric carraspeó volviendo en sí después de ver el rojizo rostro de su compañero. Se había vuelto a perder en los pensamientos de su alfa. 

—Cada vez que te veo, cada vez que haces un minúsculo movimiento... Haces que mi alfa enloquezca y quiera tomar el control.

Aiden bajó la mirada tímido, completamente ruborizado, dejando que su cabello tapara casi del todo su rostro. Lo que el alfa decía era demasiado vergonzoso como para mirarlo directamente hacia los ojos. 

—Yo también... Cada vez que me tocas o me hablas con esa voz... Yo...— carraspeó  —Mi omega se vuelve extraño... Y si tu aroma me envuelve quedo totalmente indefenso. Pero lo que más me confunde, sin duda, es la sensación constante de que ya nos habíamos conocido antes...

Sí...

A él también le pasaba.

Era preso de la nostalgia que sentía cada vez que su aroma se expandía por sus pulmones y sentía unas incontrolables ganas de abrazar su cuerpo y no soltarlo jamás. Su alfa le gritaba que lo había encontrado.

El ciervo seguía sin mirarle a la vez que hablaba con un timbre de voz suave, avergonzado.

—P-pero esto solo puede ser síntoma del vínculo, también es una posibilidad que debemos tener en cuenta...

—Queda descartado. Aunque me duele admitirlo, y créeme que me duele, yo he estado en un vínculo con una persona a la que realmente amaba y no sentí ni la mitad de esto. Además, en un principio cuando nos conocimos sentí un celo potenciado. Nunca antes había sufrido un celo así, y supongo que tú tampoco.— Aiden se revolvió en su asiento mientras mordía un pedacito de manzana.

—Sí... Estás en lo cierto, esa vez mi celo se adelantó por tres semanas y la intensidad fue... diferente, más fuerte. 

—Exacto, los síntomas del vínculo sólo empiezan una vez que se produce la marca y se crea el mismo, pero antes... No es posible.

Tu Dulce AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora