- Me voy a morir - Sentenció Hope.
Rosewood es la universidad más grande del sur. Además de tener bastante terreno para un campus y buenas viviendas para jóvenes que viven lejos, tiene una zona residencial dónde hay casas enormes y bonitas llenas de universitarios. La mayoría son mansiones.
- No exageres, solo es una fraternidad.
- ¿Qué deporte has dicho que practica?
- Baloncesto.
Ella toma aire y lo sostiene antes de exhalar con nervios.
- Genial. Me vas a meter en una mansión llena de chicos que estarán más buenos que el pan y encima probablemente seremos las únicas chicas.
- Probablemente no, es que seremos las únicas.
- ¿Cómo estás tan segura?
- Con ellos vive su entrenador, Denzel. Es jóven, tiene apenas treinta y muy de mente abierta pero no quiere que metan a novias o ligues en la casa para evitar problemas o falta de intimidad entre el equipo.
Ella asiente y traga saliva.
- Como he dicho, voy a morir.
Yo puse los ojos en blanco y seguí conduciendo.
La mansión Olympus es el hogar de diez jugadores de baloncesto que representan nuestra universidad con el logo de un rayo representando a Zeus y la fuerza del Olimpo. En fin, los deportistas y sus cosas.
¿Por qué se llama así? Fácil, por sus dioses.
Hope no dejaba de sobarse las manos y mirar por la ventana como si la fuese a matar al llegar.
Pobrecita... Me da pena.
A tí todo el mundo te da pena.
- ¿Puedo saber que te pasa?
Ella duda con la mirada y mira con terror la casa cuando aparco delante.
- Nunca trato con chicos Blythe... Me dan miedo. Si ya de por sí me cuesta hablar con personas imagina con ellos.
Me paso una mano por la cara.
- ¿Nunca has hablado con uno o qué?
Ella niega.
- El único chico con el que hablo fluido es con mi primo.
- ¿Y en el colegio o en no sé, en la vida?
- No he ido al colegio, me daban clases particulares y me cambié de universidad porque en la otra había gente que se metía conmigo por ser británica. Se burlaban de mi acento o de mis costumbres. Entonces no es que tuviera práctica...
Joe... Pequeña, lo siento, te mereces hasta un abrazo... A saber qué ha tenido que pasar para ponerse así con la gente.
No le pienso dar un abrazo, por favor, tengo una fama que mantener. Pero coincido contigo, da pena.
- En algún momento tendrás que superar eso Hope, así que empecemos por bajar del coche y nos acercaremos poco a poco si hace falta. No tienes que hablar con nadie, ya están acostumbrados todos a mi actitud distante.
Me mira asustada.
- ¿A todos? ¿Los conoces a todos?
- No a todos, algunos solo de vista pero con los únicos con los que hablo son Charlie, Cody, Denzel y mi hermano. El resto me da bastante igual.
Asiente pesadamente y suspira.
Nos bajamos del coche y nos acercabamos a la puerta con pasos lentos. Asumí que responder sus preguntas la relajaría.
ESTÁS LEYENDO
UN SIN FIN DE RAZONES PARA ENAMORARSE
RomantizmAsí de perfecto puede llegar a ser el arte de encajarlo todo. Así de perfecto puede ser conocer a alguien que nació con la llave de tu alma en su bolsillo. Así de perfecto puede ser conocer el calor que descongela hasta la parte más fría de ti mismo...