Capitulo III

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Dos jodidas horas esperando a la vieja directora

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Dos jodidas horas esperando a la vieja directora.

¡Que tanto puede durar diciendo que tiene por alumnos a una bola de inadaptados!

Estoy que me lleva el diablo, no miento, ¡Ni el diablo aguantaría mi carácter de mierda! es más, sentiría temor de que le llegará a quitar la chamba.

Sin mucho que hacer sentada al pie de la puerta, esperando la llegada de aquella vieja, saque una libreta de mi mochila y un lápiz de dibujo, me entretuve garabateando, consiguiendo mi cometido.

Me relajé.

Pero no tanto, aún soy capas de que si un cristiano me llegase a decir cualquier cosa, terminaría con un brazo dislocado, en el mejor de los casos.

Me concentro mejor en mi movimiento de dedos. Estoy realizando un boceto de la secretaria que tiene la directora, que ah estado con una cara de enamorada leyendo una novela, ni siquiera se ah movido.

Desde muy pequeña me gusta dibujar.

El dibujo es un arte con muchos matices. Todo a tu alrededor puede ser plasmado sin siquiera notarlo, desde los dibujos simples de un niño dibujando una flor hasta el croquis que haces para indicar dónde está el lugar de moda.

El dibujo es mi manera de expresarme. En ella plasmó lo que siento, lo que veo o en unos caso lo que llegó a imaginar. Saber dibujar es ser capaz de interpretar la realidad en un dibujo, no necesariamente es retratar la realidad, si no utilizar la realidad como medio de inspiración.

El sonido de pasos acercarse apresurados y firmes me saca de mi burbuja. Al levantar la mirada observó a la directora caminar en mi dirección y por su entrecejo fruncido noto que está molesta, sin darle importancia me encojo de hombros y le doy los últimos toques al boceto.

- Hyuga - La miro de reojo pasar a mi lado y abrir la puerta de su oficina, esperando que pase primero.

"Que fastidio" me pongo de pie, no sin antes tomar mi mochila y echarla a mí hombro.

Pasamos y tomó asiento delante de su gran escritorio, ella igual lo hace delante de mí, mirándome con cansancio.

- Que novedad tenerte aquí de nuevo señorita Hyuga - Ironiza.

Sonrió burlesca.

- Te amo tanto que hago cualquier cosa para estar lo más que pueda serca de ti. - Le guiñe un ojo, ah ella le brotó otra venita en la frente.

Trata de calmarse, tomando respiraciones profundas, si no volverá a romper el escritorio como lo hizo en mi última visita. Saca una carpeta amarillenta llena de papeles de un cajón del escritorio.

Suspira - Me tomaré la molestia de volver a decirte tus infracciónes.

Volteó los ojos, cruzó las piernas y recargo mi mentón en la palma de mi mano.

Mala Influencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora