Madyson Cuttper
Entre susurros y cantecillos de pájaros me sacaron de mi profundo sueño, me quede dormida en aquel granero de un carmín desgastado. Tenía un libro en mi cara, seguro no termine de leer el noveno capítulo. Luego del vuelo a casa, Joseph y yo nos distanciamos un poco, estaba extraño, y no sabía por qué. Viajé con mis padres hacia la granja de mis abuelos, una de esas típicas reuniones familiares. El otoño se hacía más presente. El cielo tenía un color gris azulado, los campos de calabaza, los arboles con ramas expuestas y se olía desde la cocina una tarta de arándanos. Que podría salir mal, el que piense en Joseph todo el tiempo y no me haya respondido mis mensajes, no era razón para mi tristeza en este día sombrío. ¿O sí?
-Madyson, tu té se va a enfriar. – escuché la voz de mi abuela a lo lejos.
Decidí ir al granero que estaba algo separado de la casa, adentro era un torbellino, mis primas conversando en las escaleras sobre el nuevo novio de Natasha, mi prima mayor. Mi Mamá y mis tías en la sala de estar observando la ropita de un nuevo bebé de la familia. Y mi Papá y mis tíos en la mesa de campo en el patío, asando mazorcas de maíz, y mis abuelos, claro mis favoritos, en la cocina horneando.
-Madyson ¿dónde estabas querida?
-Estaba en el granero abuelo.
-Entra, entra, tu abuela te guardo una rodaja de tarta antes que lo devoren todos.
-Si abuelo, gracias.
-Madyson, abrígate, está haciendo frio.
-Si abuelo, lo are.
Mi nariz se inundó con un aroma de arándanos al entrar a la cocina.
-Mady, te recalenté el té, ya se había enfriado. Vamos siéntate.
-Gracias abuela, la tarta esta deliciosa, aunque siempre están deliciosas.
Mi abuela se sentó al lado mío. Y pensé en decirle que Joseph estaba distanciado, ella sabía que Joseph se hizo un gran amigo para mí estas últimas semanas, y que me ayudó con mi problema de pánico escénico. Es solo que, me sentía triste y no dejaba de pensar en él, hasta me llegue a sentir tonta por que no respondió mi último mensaje, y quiero pensar que es porque está ocupado.
-Abuela, ¿tú crees que alguien se aburriría de mí?
-La pregunta es ¿Quién rayos se aburriría de ti? Mi querida Mady. ¿Estamos hablando de un chico?
-Ehm... bueno, sí.
- ¿De casualidad ese chico comienza con la letra J y termina en oseph?
-Abuela hoy estas muy específica.
- Hay por favor, como si hablaras con muchos chicos.
-Abuela!!! –Mi abuela suelta una de esas carcajadas que son tan contagiosas, que hasta yo sonreí.
-Creo que deberías tener la respuesta. Nadie se aburre de alguien, simplemente, se alejan, porque no saben incorporarse al otro sentido en el que nada la otra persona, y es que unos nadamos de formas más peculiares que los demás. Pero sabes ¿No creo que Joseph se haya aburrido de ti? Porque ustedes dos nadan de una manera muy similar.
-Eso es muy lindo Abuela, es solo que, no eh dejado de pensar en por que no me ha contestado, y ... en él.
-Creo que hay dos respuestas, y te llevan al mismo lugar. Una, es que estas preocupada por él, si está bien o si está mal. Dos... mija, te gusta Joseph, y eso mismo te lleva a preocuparte por él.
Yo solo me quede ahí, estática, sin pensar o decir algo.
-Abuela, no, claro no. Es que solo somos amigos, es más, pienso que somos mejores amigos.
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Azul De Media Noche
Roman d'amourCreo que todos hemos tenido algo que nos hace ser quien somos, aunque eso signifique enfrentarnos a nosotros mismo. Y tal ves lo único que necesitamos es un amor de imprevisto bajo el manto de la noche. Con quien congeniar en lo profundo del las con...