7. Tratada como perra

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Pablo se quitó su playera y comenzó a besarme nuevamente, primero la boca y luego fue hasta mi pecho, lamió y succionó mis pezones deliciosamente y luego bajó hasta mi pubis, me quitó la panty y comenzó a besarme por todas partes. La entrepierna, los muslos, las rodillas, hasta mis pies. Vi que tenía completamente erecto el pene, y me dijo "perrita, te lo quiero meter, ¿puedo?" Me sentí completamente derretida... el hecho de que prácticamente me pidiera permiso después de que yo le dije lo que le dije y de que me ofreciera ante él vestida como puta y con cadenas, era demasiado.

—Sí Pablo... por favor, métemela. Pero espera —dije de pronto con un momentáneo sentido de sensatez— ¿tienes condones?

—Jeje, claro, perrita, hace un par de meses nos dieron un buen en la escuela.

Rápidamente se lo colocó y tras ponerse encima de mí yo lo guie hasta que me penetró y no salió de mí hasta que muy pronto me estaba yo viniendo. Con lo excitada que estaba tuve varias oleadas de placer hasta que él tuvo una segunda eyaculación. Estaba exhausta. En eso se oyó la voz de Claudia:

—Yo ya bajaré. Pablo. Deja tu juguete bien guardado y nos vemos abajo.

—Bueno, perrita, ya oíste —me dijo Pablo—; te tengo que dejar aquí mientras bajo a cenar.

—Si Pablo, está bien —dije aún sin reponerme de los orgasmos.

Me tomó de la cadena y me llevó hasta su ropero; hizo que me sentara en el suelo y usando un cordón bastante largo de unos tenis viejos me ató los pies y la parte sobrante la usó para atar las esposas. La cadena al cuello la dejó atada al tubo superior del ropero, quedando yo con mi collar de perro un poco tenso hacia arriba. Después de que él se vistió rápidamente, sacó de su escritorio una cinta de color adhesiva algo gruesa y cortando un trozo grande se acercó a mí diciéndome con una gran sonrisa "Lo siento, perrita, pero es para que no ladres" y me pegó la cinta en la boca. Cerró la puerta del clóset y escuché sus pasos alejándose, dejándome ahí, atada de pies y manos, completamente desnuda (mi bra había quedado suelto atorado sólo por las esposas), con mi collar de perra tensando mi cuello y encima, una cinta adhesiva en mi boca... como si yo fuera a tratar de gritar... o ladrar...

Pasó no sé cuánto tiempo, supongo que una hora más o menos. Aunque la posición no era especialmente incómoda, ya estaba muy cansada, con mucha sed y con hambre y además me urgía ir al baño. Y también estaba preocupada por avisarle a mis papás dónde estaba. En eso oí voces... al parecer eran de Claudia, Pablo. Y alguien más, tal vez su papá.

Me congelé al oír abrirse la puerta del cuarto. !Y mis bragas! ¿Dónde quedaron? ¿Si entra su papá y ve las pantys en el cuarto de Pablo? Las voces eran las de Pablo y Claudia, pero también escuché a su papá; al parecer habían entrado los tres. No hice el menor movimiento para evitar hacer ruido. Por las rejillas de la puerta del closet apenas podía ver nada, sólo los pies de Claudia sentada en la cama. Dijeron algunas cosas de ver una película y verse al rato, luego el padre salió. Cerraron la puerta y Claudia le dijo a Pablo que qué bárbaro, que cómo había dejado mis pantys en su cama. Al parecer, afortunadamente al entrar, ella se dio cuenta y se sentó sobre ellas antes de que su padre pudiera ver la ropa íntima femenina. Luego abrió la puerta del closet, diciéndome "!Perrita, qué linda te ves ahí!" y quitándome la cinta de la boca, me dijo

—Perrita, no te preocupes, ya le avisé a tus papás que te quedarás aquí, les pareció muy bien... ahora, ¿qué haremos contigo...?

—Señorita Claudia... por favor, tengo sed... y tengo que ir al baño... le dije apenada por decir eso, y más frente a Pablo...

—Uy perrita, tenemos un problema. No puedes ir aquí ni abajo porque mi papá anda por aquí y al ratito bajará parra que los tres veamos una peli. Te puedes esperar un par de horas aquí o se me ocurre que bajemos ahorita al jardín y que hagas ahí, pero si es así, te tendrías que quedar ahí al menos dos o tres horas en lo que mi papá regresa a su cuarto.

Me convertí en su perraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora