Parte 10 Soy un regalo para Omar

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No pude dormir pensando en lo que me dijo Claudia. ¿Qué quería hacer conmigo? ¿Por qué sería yo parte principal del festejo para Omar? Y eso de que una semana después "me tocaría" con Pablo. Agh, estuve por horas pensando, imaginando.

¿Me podría zafar de todo esto? ¿Podría decirle a mis papás lo ocurrido y que me ayudaran a salir de esto? No, no, mi conclusión era que no podría nunca decirles, me moriría de pena, y luego, si Claudia decidía denunciarme de manera legal, no lo soportaría, con esa sola amenaza no me atrevería a rebelarme nunca. Pero también estaba lo otro... yo misma que me traicionaba excitándome cada vez que me recordaba en las situaciones que me ponía Claudia... cada vez que me jalaba yo misma mi ahorcador y sentía mi placa, cada vez que recordaba las jaulas de exhibición con los perritos y me imaginaba ahí, cuando imaginaba lo que se le pudiera ocurrir a ella para usarme y festejar a Omar... ahmmm. Me imaginé entregada a Omar como regalo de cumpleaños, desnuda y envuelta en papel celofán, con un moño y luego las cosas que me podía hacer él... Sólo hasta que me masturbé largamente pude conciliar el sueño.

..................

—Silly, despierta, ¿en dónde estás? —me dijo Claudia al terminar la clase de las 12.

—Es que no me puedo concentrar... no dormí bien —le dije.

—Mmm, se me hace que estabas pensando en cosas sucias, como la putita que eres...

—¡Claudia!, por favor, que te pueden escuchar...

—Ya, Silly, no te preocupes... al fin y al cabo vienes vestida como puta...

En eso tenía razón. Para el viernes me había obligado a vestirme con el mismo minivestido gris de tela muy delgada con el que me despidió de su casa el pasado lunes, aunque esta vez me permitió ponerme una tanga. No lo había llevado al colegio antes, y si ya todos los días iba vestida muy sexy, con este minivestido era peor, por lo corto y por lo ceñido. Tenía el escote muy pronunciado y dejaba ver buena parte de mis pechos, que con la cadena perdiéndose entre mis bubis, supongo que las hacía más tentadoras. Y mis piernas, mi piel morena clara, la verdad es que siempre lucen fantásticas con las minifaldas y shorts. Bueno, no sé si lucía como puta, pero como una chica muy guapa que transmitía sexualidad y hasta lujuria, sí, sin duda. A esa hora teníamos una hora sin clases, y Claudia me ordenó que la siguiera a la cafetería. Ya sentadas me explicó un poco sus planes para el cumpleaños de Omar:

—A ver, Silly, te voy a platicar el plan general... —se me quedó viendo como recapacitando— no creas que es para que aceptes ni nada por el estilo, es sólo que estoy excitada con mis planes, y quiero compartírtelos. Como sabes, hoy en la noche Omar irá con Ariel y otros de sus amigos a tomar unas cervezas....

En eso sonó el teléfono. Era Ariel. Dijeron algunas cosas que no entendí, algo sobre que ya tenía algo y que de una vez pasara al gimnasio a recogerlo. Al despedirse de Ariel, Claudia me dijo que ella tenía que quedarse en la cafetería para acabar de leer un capítulo para la siguiente clase, pero que yo fuera al gimnasio con Ariel para recoger unas llaves. Antes de pararme, por supuesto, cerró el broche de mis pulseras. Al frente, al menos. Me dio mi mochila y me dijo que luego nos veíamos. Cuando llegué al gimnasio, saludé desde la entrada a Ariel, que fue hasta mí, lo cual agradecí, porque el lugar estaba lleno de chicos y si me apena terriblemente estar vestida así todo el tiempo, me muero de la vergüenza en lugares llenos de hombres donde sé que no me quitarán los ojos de encima.

—Silvia, qué tal —él aún no se acostumbraba a decirme "Silly", de hecho, sólo me dice así cuando estamos con Claudia porque ella le dijo que yo quería ser llamada así.

—Bien, gracias Ariel.

—Mira, esto es para Claudia —dijo dándome varias llaves unidas por una argolla—. Me costó un poco de trabajo, pero Omar por fin me dio las llaves de su departamento. A él le dije que Claudia recogerá el libro como a las ocho y que ella nos devolverá las llaves como a las 9 o 10 en la cervecería, ¿de acuerdo?... ¿Sabes? Me gustaría ser Omar por hoy, jaja. Bueno. Suerte. Hasta luego.

Me convertí en su perraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora