La caída de Lucifer - Capítulo 3.

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-Jefferson: "Ven sígueme, necesito que me ayudes con esto".


-Dave: "¿Qué cosa?".


-Jefferson: "No hay tiempo para explicar".


Me llevo hacía la entrada de la casa y roció el piso con agua bendita.


-Jefferson: "Imploro el poder de nuestro padre ante esta casa. Dios resguarda en tu manto esta vivienda, que ningún demonio pueda romper este escudo".


Me quedé sin entender nada de lo que él hacía. Simplemente eso era imposible.


-Dave: "¿De qué demonios estás hablando?"


-Jefferson: "Ven acércate".


Sacó un frasco con un líquido color sangre.


-Dave: "¿Qué es eso, me puedes explicar?"


-Jefferson: "Con esto, entenderás todo lo que está pasando. Yo sé que es un cambio muy drástico en tu vida, pero debes hacerlo. Debes verter en tus ojos este líquido".


Agarré el frasco y dejé caer una gota en cada uno de mis ojos. Me comenzaron arder, sentía un dolor impresionante. Todo se volvía oscuridad.


-Dave: "¡Jefferson que me has hecho!"


Pensé que me quedaría ciego, jamás volvería a ver el rostro de mi madre o de lucy...


-Jefferson: "Tranquilo, el efecto es doloroso pero pronto pasará. Necesito que lo veas con tus propios ojos".


Todo era oscuridad, los ojos me dolían de tal manera que no los podía abrir, pero luego de unos minutos los pude abrir. Y lo que veía no me gustaba para nada.


Del otro lado de las rejas de mi casa, habían criaturas horrendas, eran... eran... ¡Demonios!


-Dave: "Jefferson ¿Qué es lo que contenía ese frasco?"


-Jefferson: "Es una mezcla muy especial que nos costó siglos en perfeccionarla. Nosotros los exorcistas la creamos con la intensión de poder ver los demonios que nos rodean, y de esa manera ver cuando un demonio está por actuar".


Ciertamente no lo podía creer, parecía un sueño... pero una pesadilla de mal gusto. Mis ojos no me mentían del otro lado estaba lleno de demonios los cuales estaban furiosos y querían entrar a toda costa.


-Jefferson: "Apresúrate, todavía nos falta resguardar la parte trasera de la casa y de esa manera poder cerrar el campo protector".


Corrimos hacía la parte trasera de mi casa, mientras Jefferson estaba haciendo los preparativos, para poder cerrar el campo de protección que cubriría toda la casa. Me quedé observando los demonios detenidamente, pero no expresaban sentimientos solo ira.

La Caída de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora