La caída de Lucifer - Capítulo 11

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Edwin invitó a los demás a una habitación más segura donde podrías pasar unas cuantas horas sin preocuparse de los demonios. Al fin llegaron, y Edwin les dio un poco de comida, esta vez sí era comida apetecible, no esa comida que habían visto anteriormente. 


-Cuéntanos Edwin, ¿Qué sucedió en este lugar? – Preguntó Jefferson.


-La verdad era el único que podía salvar a las personas, yo junto con mis habilidades los protegía día y noche de los demonios, pero les fallé... Algo que jamás me perdonaré – respondió Edwin.

-Tranquilo Señor, recuerde que si vuelve a estar débil, nuevamente Lucifer podría poseerlo – dijo Dave.


-Es cierto, debo tener cuidado – respondió Edwin.

-Por cierto señor... ¿tiene más comida? – preguntó Lucy. 

-Lo siento pequeña, pero no... la verdad esa es la última comida que me queda no tengo más – Respondió Edwin.

-Pero, ¿Por qué no vamos a buscar un poco? Aún es de día – dijo Dave.


-Es verdad, es algo arriesgado, pero debemos buscar suministros y los podremos cargar en un camión – dijo Jefferson.

-Un momento, antes de irnos, Señor quiero hacerle una pregunta, ¿Cómo fue que Lucifer se apoderó de usted? – preguntó Dave.

-No traigas esos feos recuerdos a mi mente, no puedo decirlo porque si no caeré nuevamente en esa triste agonía, espero me entiendas – respondió Edwin.


El sol aún estaba resplandeciente en aquel lugar, pero había un silencio sin igual. Los cadáveres estaban en un estado de descomposición aún mayor, la pestilencia era insoportable. Edwin decidió hacer algo, al respecto y decidió prenderlos juego, mientras ellos estaban lejos de aquel lugar.


Comenzaron a caminar en busca de suministros; la comida era lo primordial, de igual manera las cosas de primeros auxilios. Cabe destacar que Dave tiene el pergamino en su poder, pero es arriesgado utilizarlo por cualquier cosa, debe guardarse para ocasiones especiales.


Pasaron un buen rato jugando y divirtiéndose, tratando de olvidar todo aquello que había azotado a la población. Encontraron varios suministros, y decidieron ir en busca del camión que Edwin había nombrado anteriormente.


Viajaron varias cuadras en auto, mirando solo perdición y muerte presente en todos lados. Ese poco tiempo que se habían divertido de nada les había servido, en un abrir y cerrar de ojos nuevamente volvían a caer en la realidad.


Los niños aún seguían tristes, lamentando la pérdida de su madre, sus vidas habían cambiado muy repentinamente, aún no estaban preparados para este cambio tan grande.

-Hermanito, todo esto... ¿será un sueño? – Preguntó Lucy – con lágrimas en los ojos.


-Ojala fuese así, esto más que nada sería una pesadilla muy fea, de la cual a todos nosotros nos gustaría despertar – respondió Dave – y abrazó fuertemente a su hermana.


Al fin después de varias cuadras recorridas, encontraron el camión. Era un camión no muy grande, pero ideal para facilitarles el viaje, este les brindaría una comodidad aún mayor.

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