El viaje por la carretera se hacía muy tedioso, la noche aún no se iba y los demonios andaban en busca de carne viva.
Los minutos pasaban y nadie decía nada, todos tenían un poco de sueño, Dave, lucy, y las demás les ganó el sueño, menos a Jefferson y Edwin.
-Edwin, me imagino que ya sabrás la razón, por la que te he venido a buscar, ¿verdad? – dijo Jefferson.
-La verdad creo darme una idea de ello... - respondió Edwin.
-Lo que quiero es acabar con Lucifer, es fue el culpable de todo esto, de todo el mal que se desató sobre la tierra. Quiero vengar la muerte de todos ellos, y más que nada la vida de mi hermano James – dijo Jefferson un tanto enojado.
-Entiendo Jefferson, te ayudaré en tu causa, pero ¿estas consiente de que es Lucifer?, ¿el amo de las tinieblas?, ¿el rey de las mentiras? – siguió Edwin, pensando lo peor.
-Lo sé Edwin, pero estoy dispuesto a correr cualquier riesgo, y para poder terminar con todo este mal, debemos acabar con Lucifer quien es el que controla a todos los demonios, pero si no hacemos eso, jamás termina este tormento – dijo Jefferson.
-Claro, es la única opción, pero ¿cómo? Con nuestros poderes no podremos hacer nada – dijo Edwin.
-Sí, es por eso que necesito tú ayuda y la ayuda de otros 3 exorcistas, Johnson, Douglas y Alison, pero además, ya viste a Dave, él es hijo de mi hermano, y pienso hacer lo que no hice antes – explicó Jefferson.
-Sin duda los mejores exorcistas que conozco, pero con Dave no estarás hablando... de... eso es muy peligroso – dijo Edwin, con verdadera inquietud.
-Sí, pero no queda otra salida, para poder vencer a Lucifer debo hacerlo – dijo Jefferson.
-Entiendo, debes prepararlo desde ahora – dijo Edwin.
-Será lo mejor – finalizó Jefferson.
El viaje aún no finalizaba, y Edwin había sido vencido por el sueño. Los demonios ya eran pocos, y el camión donde viajaban los aplastaba como a una cucaracha, ciertamente era de gran utilidad. Jefferson se divertía haciendo esto, matando demonios, pero sabía que solo era una entretención, ya que de nada servía, porque se multiplican más y más. De pronto sintió una voz, que dijo su nombre tres veces, una dulce voz, que le hacía recordar el pasado. Se puso a pensar ¿será posible?, no esto no es posible, debe ser algún truco de Satanás.
Pero repentinamente apareció en un lugar, alejado de este mundo, ese lugar estaba lleno de vida, y para su sorpresa, ahí se encontraba su amada, a la que el aún no había olvidado, siendo que hacía años que la había perdido. Ella se acercó hacia Jefferson, y él no tuvo otra reacción que abrazarla fuertemente, dándole un beso de amor.
-Jesica, ¿esto es real? – dijo Jefferson, abrazándola fuertemente.
-Solo abrázame, no me dejes – respondió ella.
-Amor mío, ¿Por qué me habías dejado? – preguntó Jefferson.
-Nunca te dejé siempre estuve contigo – dijo Jesica – pero algo interrumpió su conversación.
-Jefferson ¡despierta!, vamos a chocar – gritó Dave, lleno de pánico.
Jefferson al reaccionar se dio cuenta que iban llegando a una curva, clavó los frenos e intentando estabilizar el camión. El grito también despertó a los demás, y se podía observar el miedo que se hacía presente en sus rostros.
-¡Jefferson, rápido has algo, vamos a chocar! – grito nuevamente Dave.
-Eso intento Dave – respondió rápidamente Jefferson.
Las ruedas chillaban en el asfalto, el camión se sacudía de lado a lado, la curva ya se aproximaba pero metros antes, Jefferson logró que el camión parara.
Todos respiraron profundamente, sintiendo el alivio de salvarse una vez más de la muerte, se miraban unos a otros, y entendían que debían recibir un descanso decente, más que nada Jefferson, que no había dormido hace días.
Siguieron el viaje, hasta llegar al refugio de Edwin, para el agrado de Edwin, Lucy, Jefferson y Dave los muertos ya no estaban, solo quedaba su ceniza en aquel lugar, pero lo más importante era que el olor putrefacto había desaparecido.
Edwin, se apresuró a bajar al herido mientras Jefferson y Dave protegían a los demás de los demonios que rondaban cerca de aquel lugar. Entraron por la puerta, y Jefferson fue el último, dejando una clase de conjuro en la puerta, que los protegería de aquellos seres.
Una vez adentro Jefferson seguía rociando agua vendita en cada ventana, cada puerta, y recitando el conjuro que los protegería por lo que restaba de noche. El herido gritaba de dolor, una de sus piernas estaba muy mal herida, estaba quebrada en dos partes, pero la otra estaba sana. Edwin no tenía el poder de curación, pero si Dave, con la ayuda de su pergamino. Jefferson recordó eso, pero era un dolor muy grande el que debía pasar, entonces recordó que también había otro conjuro en aquel pergamino, pero de tranquilizante. Suficiente para esperar el día, y poder sacar los suministros del camión. Jefferson ordenó a Dave que recitara aquel conjuro, para aliviar por un tiempo la herida de aquel hombre, y resultó, el dolor había desaparecido pero la herida aún se podía visualizar. Los gritos habían terminado, solo se podía escuchar los demonios fuera, intentando entrar a su refugio.
Las horas pasaron y el sol iluminó todo aquel lugar, haciendo desaparecer una vez más todo demonio que estuviese en la tierra, y se decidieron ir en busca de los suministros, para poder curar al hombre. Edwin conocía un poco de estas cosas entonces, él fue el encargado de curar al herido, pero tampoco poseía los suministros suficientes. Primero abrió la pierna y luego comenzó a tratar de unir los huevos, se podía sentir como estos raspaban uno contra otro, intentando ubicarle la posición adecuada, poco a poco el efecto del conjuro iba desapareciendo, y aquel hombre podía sentir como el dolor se intensificaba. Edwin seguía tratando de acomodar los huesos, pero el dolor fue aumentando y el hombre comenzó a gritar cada vez más fuerte. Dave intentó usar nuevamente el conjuro, pero Jefferson le explicó que cada conjuro puede ser utilizado una vez al día, pero el hombre no aguantó el dolor y desmalló. Era lo mejor, ya que Edwin podía seguir haciendo su trabajo tranquilamente, sin preocupación.
Al fin Edwin termino de ubicar los huevos, cerró la herida, y entablilló la pierna del hombre, vendándola firmemente. Todos estaban aliviados de que había salido bien, solo el tiempo terminaría de sanar la pierna.
Todos estaban más aliviados, con la llegada del sol y sabiendo que el herido ya no corría peligro, decidieron tomar un descanso, procurando descansar lo suficiente para poder enfrentar futuras luchas, aventaras y demás cosas que vendrían. El viaje aún era muy largo, debían buscar a los demás exorcistas, y ahora más que nunca debían ser fuertes, en ellos quedaba la única esperanza de mundo.
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La Caída de Lucifer
HorrorEsta historia no es mía, pero quisiera compartirla ya que es muy buena, a mi en lo personal me encanto, soy amante de este tipo de historias entre otras. Escrito por The devil is coming, tu debes estar preparado. >>Creepy Art<<