La caída de Lucifer - Capítulo 7.

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La iglesia se había apoderado de muchos demonios, sedientos de sangre. Jefferson y los demás no teníamos salida para ningún lado, pero algo raro ocurrió.


Cuando la puerta de la iglesia se rompió y comenzaron a entrar los demonios, Dave tenía mucho miedo de que pudiera pasar con su familia, pero confiaba plenamente en Jefferson, él los protegería.


-Jefferson, ¡ayúdanos! — grité Dave con preocupación.


-Mami, tengo miedo — dijo Lucy con lágrimas en sus mejillas.


La madre de Dave solo estaba acurrucada a su lado, abrazándolos fuertemente a ellos dos, a Lucy y a Dave, mientras Jefferson luchaba contra aquellos demonios. Eran muchos, pero él, con la ayuda de su guadaña, luchaba contra todos los demonios. Era su ángel protector en ese entonces. Él era la única salvación que tenían.


Los demonios seguían y seguían entrando, pronto Jefferson se estaba cansando. Había hecho varios conjuros; protección divina para Dave, Lucy y Catherine, había implorado la ayuda del cielo, para brindarle más poder, pero pronto su cuerpo humano se comenzó a agotar.


Unos demonios pudieron escaparse de sus manos, y se dirigían dónde estábamos resguardados Dave, su hermana y Catherine. Él salió corriendo para protegerlos, pero los demonios le ganaron.


-¡Cuidado, protéjanse!, - gritó Jefferson, y con el poco poder que le quedaba, hizo un movimiento con sus manos y alcanzó a formar una especie de escudo. Este era muy pequeño así que Catherine los empujó hacia aquel escudo. Catherine estaba expuesta, los demonios la elevaron, y comenzaron a golpearla, luego le clavaron los dientes en el cuello. Jefferson, llegó justo a tiempo y destruyó a esos demonios, antes de que mataran a Catherine.


En ese momento, todo se nubló en la mente de Dave. Sentió un estallido dentro de él. Las lágrimas le comenzaron a brotar, seguido de la rabia. Comenzó a gritar de rabia, y sentió un dolor fuerte en el pecho. Luego de eso podía sentir un poder muy poderoso que corría por sus venas, que no podía controlar.


-No puede ser, esto... esto... es asombroso — dijo Jefferson con la cara pálida de admiración.


Los ojos ya no eran los de Dave, de ellos salía una luz color celeste, y se podía ver una silueta que cubría todo su cuerpo. Era el poder que llevaba dentro, el poder de aquel Arcángel que era su abuelo.


Luego de eso no podía controlar su cuerpo, solo recordaba haber visto una luz muy fuerte que brilló y destruyo todos los demonios que estaban en la cercanía. 


Jefferson se había tapado los ojos, al igual que Lucy. La luz era tan intenta, que abarco varios metros de aquel lugar.


Aquel poder era incontrolable, así que luego de esa intensa luz, calló al suelo. Agotado, sin entender lo que había pasado, salió a socorrer a su madre, ayudarla de alguna manera, esperando poder hacer algo por ella. Entregarle su vida, a cambio de que ella viviera, era todo para él.


La tenía en sus brazos agarra fuertemente. Las palabras no le salían, solo lágrimas expresando su fuerte dolor. A su lado se encontraba Lucy, estaba atónita, no entendía lo que sucedía. Jefferson estaba unos metros distante, observando con el semblante triste aquella escena.


-Hijo, lo has hecho bien. Por unos instantes pude sentir la presencia de tu padre aquí. Cuanto lo extraño, me hubiese gustado que estuviera aquí, para ver lo que hiciste — dijo Catherine con la voz quebrada, sin fuerzas.


-Madre, por favor, se fuerte. No nos abandones, te prometo protegerte bien la próxima vez — dijo Dave con el corazón lleno de dolor.


-Hijo mío, cui... cuida de tu hermana. Protégela, espero que sean un excelente exorcista el día de mañana, prométemelo. Jefferson te guiará, para que puedas cumplir con esto. Por favor, cuida de Lucy — dijo Catherine.


-Está bien madre, así será — prometió Dave.


-Mami, mami, te pondrás bien, ¿sí? Prométeme que después de esto iremos a jugar como lo hacíamos antes. Justo a Dave en el parque. Mami no nos dejes... te quiero mucho. Por favor quédate, eres la mamá perfecta. Perdóname, porque algunas veces me porté mal, pero por favor no nos dejes — dijo Lucy, llorando desconsoladamente. 


-Hija mía, por favor no llores. Se fuerte, las cosas en la vida pasan. Tú debes seguir viviendo, tu hermano y Jefferson se encargarán de ti — respondió Catherine.


-No digas eso, por favor, quédate con nosotros — exclamó Dave desesperado. 


Pero ya para ese entonces, la muerte se hacía presente en aquel lugar. Solo estaba esperando que la madre de ellos, se despidiera para luego llevar su espíritu lejos de este mundo. Al mundo celestial.


-Mamá, mamá... háblame... mamá... ¡Mamá! — dijo Dave, pero no recibió respuesta de su madre.

Dave agarró a su madre fuertemente, la abrazó junto a su Lucy, su hermana y lloraron la partida de su madre. Jefferson estaba a su lado, no pudo aguantar pero se le desprendió una lágrima que corrió por sus mejillas, dando a entender el dolor que sentía en ese entonces.


-¡¿Por qué pasó esto?! ¡¿Ahora cómo puedes arreglar esto?! — gritó Dave lleno de rabia.


-Lo siento, yo no quería que esto pasara, sinceramente hice todo lo posible por salvar su vida, pero mis dones no fueron los suficientes — dijo Jefferson lleno de dolor.


-Mami... te prometo que seré una buena mujer. Nunca te avergonzarás de mí. Pronto nos veremos. Solo espérame — dijo Lucy. Esas palabras llegan al corazón de aquellos, que solo han presenciado la partida de un ser querido. Ella siendo tan joven y presenciando una perdida tan grande, no tenía comparación con nada.


Luego de eso, salieron afuera, no se veía rastro de ninguna entidad de las sombras, así que enterraron el cuerpo de Catherine como era debido. Los niños aún seguían llorando la pérdida de un ser irremplazable. 


-Padre, has que esta alma sea guiada al reino de los cielos donde pueda tener el descanso eterno, por los siglos de los siglos amén — dijo Jefferson.


El dolor estaba aún presente en aquel lugar. Luego de varias horas, mientras se quedaron a hacer compañía a su madre, el sol nuevamente se podía ver en el horizonte. Los demonios iban abandonando este mundo y se ocultaban en las sombras a la espera de una nueva noche para poder atacar.


-Un nuevo día para sobrevivir, desde aquel día en que te conocí Jefferson, sentí que todo iba a cambiar. Le prometí a mi madre algo, y debo cumplirlo — dijo Dave.


-Esta misión cada vez se vuelve más difícil. Nuestro enemigo supremo va mucho más allá de todos estos demonios. Necesitamos la ayuda de otros exorcistas, debemos buscarlos y convencerlos de que luchen juntos para nuestra causa — dijo Jefferson.


-De acuerdo, haré lo que sea para vengar la muerte de mi madre — dijo Dave.

La Caída de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora