Jefferson no podía creer lo que veía. Era Johnson, su ayuda para combatir al mal. Pero, al parecer estaba corrompido por el mal. Se podía ver el odio en sus ojos, la mirada fija y a la vez perdida. A su vez también sentía la presencia de seres malignos; demonios, que estaban rondando en ese lugar, y que poseían a cada uno de esas personas que se encontraban justo a Johnson. Todos parecían muertos en vida.
-Veo que ya has despertado. Déjame darte la bienvenida a mi humilde morada. Por cierto; muchachos, quería agradecerles a ustedes, mis súbditos por haber capturado a este sujeto, que está intentando interponerse ante nuestro supremo Dios – dijo Johnson.
-¿Por qué?... ¿Qué te sucedió Johnson? Tú eras uno de los mejores – dijo Jefferson – pero Johnson interfirió, -Lo sigo siendo, pero ahora adoro a otro Dios, alguien que si me escucha, y sabe llevar mis deseos al pie de la letra. ¿Acaso no vez que soy feliz?.
Johnson comenzó a brincar, haciendo gestos alegres con sus manos. Parecía un demente dejando salir carcajadas tétricas, y sus ojos desorbitados que hacían que su sola presencia causara miedo.
-Ya deja los juegos Johnson. El camino que has elegido, sabes muy bien que no es el correcto. Dios te brindó todo. Poder, familia, felicidad... pero de todo aquello, al parecer tu corazón no se conformó.
-Jefferson, querido amigo. Déjame explicarte. ¿Hace cuantos años que nos vimos por última vez?... Quizás fue ayer, quizás fue hace 1 semana, 10 años, 40... a nadie le importa. Pero lo que si debes saber, es que en este último tiempo las cosas no salieron muy bien que digamos. –Se acercó lentamente a Jefferson, hasta que se puso cara a cara y movía su cabeza de lado a lado. Comenzó a susurrarle y hacer gestos grotescos con su lengua. -¿Quieres... quieres saber lo que pasó en verdad? ¡¿Eh?! ¡¿Eh?! ¡¿Eso quieres?! Jefferson solo lo miraba un poco inquieto, la persona que él conocía. La última vez que se habían dado un fuerte apretón de manos en despedida, de una de sus últimas misiones, ya no estaba. Ciertamente era él, pero su alma estaba negra y maldita.
-Déjame explicarte por supuesto – susurró Johnson juntando sus manos temblorosas – Yo... perdí a mi familia. Sí, sí... Mi Cintia, hija que amaba, creo que bastante. Después, claro, el pequeño Tommy, tan solo tenía 4 años. Ver pidiéndome ayuda y no pode hacer nada para ayudarlo. Pero no... no te preocupes. No quedan remordimientos de aquellos recuerdos. Y... y mi esposa, amada mía, dulce flor que me cautivaba de amor. Sentía amor, es verdad... Juramos estar juntos por siempre, éramos felices. Pero también se murió –Dejo salir una risa - Los demonios llegaron y fueron demasiados. Traté, sí traté, traté ¡TRATÉ DE SALVARLOS! Pero eran demasiados. Debía proteger a todas esas personas, repugnantes y asquerosos seres que no merecían vivir. Mi deber era protegerlos, y gracias a ellos descuidé a mi familia. Fue tanta la rabia y dolor que sentía, por no poder haberlos ayudado que comencé a matar a todo aquel que permanecía con vida llegada la mañana. Niños, niñas, hombres adultos, mujeres embarazadas. Todos por igual, no había diferencia para mí. Pude haber estado un poco mal haber hecho eso, pero... pensé que con eso mi familia volvería a la vida. Pero no. El suicidio era la mejor opción, pero justo en ese momento apareció mi amo. Sí, sí, ese al que tú tanto odias... ¿Qué te ha hecho el de malo? , ¿Violar a tu madre? , ¿Matar a tu único hermano? Por favor, esas son cosas mínimas. Es más te hizo un favor ese tal James, nunca me calló bien. Si hubiese tenido la oportunidad, yo mismo hubiera provocado su muerte. Pero en aquel entonces era débil, sí lo era. Pero ahora no.
-¡Ya basta, deja de hablar patrañas que no son!, ¡Mi hermano fue un gran servidor de Dios! – Pero las palabras de Jefferson fueron interrumpidas. Johnson se arrimó hacia él y comenzó a clavarle la mano en el estómago -Déjame terminar de hablar. Respeta a tu turno. No me gusta la insolencia. – Y soltó a Jefferson dándole un empujón – El lugar en el cielo lo tenía bien seguro. No creo que toda esa gente que haya matado, serían causa de que yo fuera al infierno. No, eso era muy pequeño, algo insignificante que todo ser humano hace. Pero si al ir al cielo ¿Me encontraba con mi familia? ¿Cómo los podría volver a ver a la cara? Y sí, por supuesto lo pensé. En aquel momento cuando mi amo apareció, prometió ayudarme a olvidar mi dolor, mis penas, y todas aquellas noches que lloré. En fin, eso no tiene importancia. Pero lo que sí, es que acepté y me uní a su causa. Comencé a matar a todas las personas, ayudando a los demonios. Puede que yo sea uno justo ahora, pero con más poder que los demás. Las personas nunca agradecían cuando las salvaba, y no me agradecieron cuando sacrifiqué la vida de mis familiares. Creo que era mejor matarlos. Es muy divertido, deberías hacerlo. Verlos morir como hormigas, suplicando piedad; seres patéticos. Pero, fue en ese momento cuando me di cuenta que todo este tiempo habíamos obrado mal. Ese Dios al que tú adoras, no tiene poder alguno contra mi gran amo Lucifer... Y según lo que me he enterado. ¿Tú? ¿Tú quieres acabar con él? –Dejó salir una carcajada – no me hagas reír, mi amo no caería antes tus poderes, eres débil. Incluso yo soy más fuerte que tú.
-¡Johnson ya falta! Deja este juego, que no llevará a ningún lado. Prometo dejarte con vida si me sueltas en este mismo instante junto con los demás. Olvidaré esto, y cuando al fin acabe con Lucifer, ten en cuenta que acabaré con tu vida.
-Puedes intentarlo, no creo que te puedas deshacer de esos grilletes tan fácilmente. Si quiero puedo torturarte, día y noche. Viendo como suplicas piedad. Y ni hablar de tus aliadas. – Se acercó hacia Dave y levantó su cabeza – Este, tu sobrino. Tiene sangre repugnante. Lo mataría en este mismo momento, si quisiera, pero esas no fueron las órdenes de mi amo. O espera, la pequeña Lucy, -al igual que Dave levantó su cabeza apretando su cara - claro en su inocencia morir mientras duerme. Maté a varios niños y no creo que ahora comience a sentir pena.
-A ellos no los metas en esto. Dime que quieres de mí.
-Yo no quiero nada, pero si mi amo. Me pidió algo muy especial, quiere que despierte ese poder que está oculto dentro de ti.
-No te atrevas a hacer eso. Jamás lo hice, y no puedo controlar tal poder. Todas nuestras vidas podrían correr peligro.
-Sí... pero no. Son órdenes de mi amo. Y debo cumplirlas, sea cuales sean. Te vuelvo a repetir. Los mataría a todos. Mi sed de sangre cada vez es más grande y pues, debo controlarla. Pero reglas son reglas y debo cumplirlas.
Johnson se acercó nuevamente hacia Jefferson. Lo tomó de barbilla firmemente y le abrió la boca dejando salir una especie de humo negro, el cual se iba metiendo por la boca de Jefferson. Este comenzó a temblar, se le tornaron los ojos negros. Cuando al fin toda aquella sustancia negra terminó de salir de la boca de Johnson. Jefferson se quedó temblando y de la nada bajo sus cabeza. Dejándola colgando. Parecía sin vida.
-Está hecho. Ahora hay que esperar a lo que vendrá. Hay que estar preparados muchachos. Los poderes de este individuo nadie los conoce, y no sabemos hasta qué punto podrán llegar. Pero estoy dispuesto a esperar cualquier cosa que venga
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La Caída de Lucifer
HorrorEsta historia no es mía, pero quisiera compartirla ya que es muy buena, a mi en lo personal me encanto, soy amante de este tipo de historias entre otras. Escrito por The devil is coming, tu debes estar preparado. >>Creepy Art<<