𝑜𝑛𝑒; 𝑡ℎ𝑒 𝑓𝑢𝑐𝑘𝑖𝑛𝑔 𝑛𝑎𝑡𝑒 𝑗𝑎𝑐𝑜𝑏𝑠

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POV: Ivanna Bennet *ੈ‧₊˚

Las lágrimas tintadas con el color de mi maquillaje corrían por mis mejillas, al mismo tiempo que podía sentir el frío erizando mis brazos desnudos, los cuales trataba de ocultar enredándolos sobre mi pecho.

Los coches aún andaban por las calles, la mayoría de ellos pertenecientes a adolescentes que, tal como yo, venían de alguna fiesta. Una gran parte de ellos se entretuvieron en gritarme obscenidades o tirarme latas vacías, cosa que solo atenuaba las ganas de morirme que sentía en ese momento.

Mis pasos no eran para nada firmes, caminaba insegura sobre la acera, tropezándome con mis propios pies mientras mi vista se seguía nublando por mis lágrimas, hasta que logré ver lo que estaba buscando.

Aporreé varias veces la puerta principal y traté de ocultar mi rostro desaliñado ante la cámara que había a mi derecha.

—A-Anna...—Mi nombre, eso fue lo único que mi amigo pelirrojo pudo pronunciar al abrir la puerta, antes de que decidiera saltar a sus brazos para seguir sollozando sobre su pecho.

No quería hablar, no quería contarle que era aquello que había sucedido, no quería decirle nada de todo lo que había estado pasando estas últimas semanas, todo eso que me había llevado a alejarle de mi vida. Yo solo quería un hombro sobre el que llorar y quizá un sillón donde pasar la noche y algo de ropa limpia.

—¿Quieres quedarte?—Como si me hubiera leído la mente, agradecí eternamente que Fezco fuera capaz de entender todo lo que pasaba por mi mente con solo mirarme a los ojos, así tendría que ahorrarme abrir la boca, pues sabía bien que eso solo iba a hacerme llorar aún más.

Asentí con la cabeza sin siquiera mirarle a la cara, esto era vergonzoso. El estado en el que yo estaba era vergonzoso.

Con las pocas fuerzas que me quedaban, fui capaz de soltar los tacones que llevaba en mano sobre el suelo de la casa, al mismo tiempo que mi amigo se rascaba la cabeza en búsqueda de como podría ayudarme.

—¿T-Tienes ropa limpia?—Le pregunté en un hilo de voz, recordando lo que llevaba puesto. En mi defensa solo puedo decir que antes era un vestido, ahora solo está mojado y sucio, y quizá un poco roto por las múltiples veces que me había caído de camino aquí.

—Si, si... No creo que mi ropa te quede bien, voy a pedírsela a Ash...—Ahí mis alarmas saltaron, esa noche no tenía ganas de nada y estar cerca del hermano del pelirrojo definitivamente iba a acabar conmigo.

—No hace falta, te va a decir que no. Me las apaño con algo tuyo.—Sabía muy bien que si Fezco le pedía algo para mí a Ashtray, él se pondría a gritar o a intentar echarme de la casa.

—Como quieras...—Se quedó pensando algunos segundos antes de tomar mi mano y llevarme hacia el sillón.—Siéntate, voy a traerte agua y una manta.—No sabes cuanto te agradezco, Fez, que no me hayas preguntado sobre el por qué vengo así.

—Gracias.—Fui capaz de mencionar, recibiendo una sonrisa por parte de mi mayor.

Me senté firme, con mis piernas juntas y mis manos sobre ellas, mi pelo aún mojado caía sobre mis hombros y mi cara, al mismo tiempo que mis lágrimas rozaban mis muslos cada vez que descendían por mi rostro.

Me quedé mirando a un punto fijo, hasta que pude sentir una presencia a mi costado, y sabía muy bien quién era.

—¿Que coño haces tú aquí?—Me cuesta mucho describir como me sentía en ese momento, pero lo único que sabía era que no quería hablar con él, no quería discutir con él y no quería verle la cara.

𝙖𝙣𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 𝙡𝙤𝙫𝙚; 𝘢𝘴𝘩𝘵𝘳𝘢𝘺  ➜ 𝙥𝙖𝙪𝙨𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora