Capitulo 23

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–¿Qué paso cariño? –pregunta desde la puerta sin invitarla a entrar a la pequeña.

–Esta es la habitación de mi papá –responde empujando la puerta, Carolina no hace ninguna resistencia y la deja entrar. La ve caminar hacia donde esta su padre para levantarse y acomodarse a su lado.

–Quiero dolmil contigo papi –susurra.

–Sabes que no me gusta, tienes tu habitación –replica Cristóbal .

–Polfavol papá –suplica.

–Esta bien amor –la acomoda a su costado– a dormir Victoria–ordena.

–Y Calo, ¿Donde va a dolmil? –cuestiona.

–Al lado tuyo, los tres que te parece –responde con otra pregunta.

–Esta bien –da dos palmadas en la cama– ven Calo– pide. Esta sin emitir alguna palabra solo hace lo que la pequeña le pide. Levanta la sabana para acomodarse en su lado, pero no se pega para no incomodar a la pequeña ni a su papá. Carolina siente como el calor la inunda, pero de la vergüenza por casi ser descubierta con las manos en la masa. Le dio un pequeño beso en la frente de Victoria y se volteo para que no viera lo incomoda que se encontraba y fuera a preguntar demasiadas preguntas que no estaba dispuesta a responder. Acomodo la almohada y cruzo los pies, todo se quedo a oscuras por lo que concluyo que Cristóbal había apagado la luz de la habitación.

A la mañana siguiente Carolina se encontró sola en la habitación se desperezó, lo primero que hizo fue mirar su teléfono para saber la hora. Le escribió un mensaje a su hermana Irina.

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¿Enserio?

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Carolina rodo los ojos. Por la tonta pregunta que su hermana le responde. Decide responder y no volverlo una pelea por mensaje.

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–Pues si por poco nos agarra con las manos en la masa–responde por mensaje.

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Se quedo mirando el teléfono esperando que su hermana terminara de reírse y le respondiera. Vio la cama vacía, no tenia ganas de levantarse a pesar que apenas eran las ocho de la mañana. Para qué negarlo, aunque la pequeña ni siquiera lo haya sospechado, se moría de la vergüenza. Abre la pagina de Instagram para mirar fotos de sus conocidos y artistas favoritos.  El sonido del teléfono junto con la notificación aparecieron en la parte superior de la pantalla.

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–Jajaja... Me imagino el pasme que pasaron cuando la escucharon. Tenias que enviarla con la nana. ¿La puerta tenia seguro? –recibe.

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Rueda los ojos dejándolos en blanco. Ella lo dice tan fácil, pero pronto le tocara a ella con su pequeño hijo. Mi sobrino, recordó. Quería tenerlo entres sus brazos para apapachar y consentirlo.

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–Claro. No te reías mucho que pronto, vas a tener a ese pequeño entre tus brazos y te acordaras de mi–informa.

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Sonríe con malicia porque sabe que tiene toda la razón. Se levanto, sabia que tiene que darle la cara tanto a Cristóbal como a su hija Victoria. Comienza a recoger la cama, como suele hacerlo en su casa, no sabe si son las mismas costumbres. Estiro muy bien el cubre cama para que no se viera arrugado. Se fue al baño a lavarse la boca y untarse como mínimo desodorante. Aprovecho a lavarse el rostro. Se seco con una de las toallas dobladas. Saco una tira del cabello para hacerse una colita de caballo. Para hacerla sin un cepillo de cabello no le quedo tan mal. Se miro una ultima vez al espejo y se fue de nuevo a la habitación, agarro el telefono de la mesa de noche. Escucho la puerta, rogó porque no fuera Victoria, tiene que buscar la fuerza y el coraje para enfrentarla. Al voltearse se encontró con Cristóbal que se encuentra mirándola con una sonrisa traviesa y los brazos cruzados.

Corazon de PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora