Capitulo 16

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Mira su teléfono al darse cuenta de la hora, salta fuera de la cama, se coloca una camisa, aprovecha a mirar por la ventana, el día esta triste, apenas se ve la resolana y pequeños destellos de sol. Agarro su teléfono para responder varios mensajes de clientes y darle instrucciones a Valeria. Cristobal bajo las escaleras camina directo hacia la cocina, se acostó con la merienda de la tarde y no ceno al quedarse dormido.

Al llegar a la cocina se encuentra a su hija. Esta al verlo se baja a toda prisa para ver para estar en los brazos de su papá. Cristobal se coloca en cuclillas para agarrarla entre sus brazos. Siente como sus labios se adhieren a su mejilla lo que provoca que se le forme una sonrisa a Cristobal.

–Te quelo papá –pronuncia.

–Yo más princesa –contesta seguido le da un beso tronado en la mejilla haciendo que sonría la pequeña.

–Clei que esta tabajando –comenta Victoria.

–No... te dije que me iba a tomar unos días libres –aclara.

–Cielto –reconoce.

–Te gustaría acompañarme a ver a Carolina –le comento a la pequeña.

–¿A mi amiga? Claro papá –expreso emocionada. Camino hasta el asiento hasta hace unos instante la pequeña comía. La nana de la pequeña le sonrió con aprobación. Cristobal se sentó a su lado y Isabel comenzó a colocar el plato frente a este con el desayuno que estaba preparando hace unos instantes para ella. Cristobal no perdió oportunidad de agarrar la cuchara de la pequeña para ayudarle a comer y no se ensuciara el bonito traje que tiene puesto. Quiere a toda costa recuperar el tiempo perdido con su hija por idiota.

Estuvieron desayunando e interactuando entre los tres, pero Cristobal se concentraba mas en las anécdotas de su hija y en lo curiosa y sus pequeños cuentos imaginarios. Al terminar de comer entre los tres ayudaron a recoger todo. La pequeña siempre hacia su ritual y era echar la comida que sobraba en un plato para que lo demás se lo llevará su nana y la fregara. Cristobal se sorprendió al ver que lo hacia con maestría. Isabel le susurró que ella siempre lo hace y lo entendió todo.

–Todo estuvo delicioso –alago.

–No hay de que... para eso me pagas Cristobal –le resto importancia Isabel.

–Aquí Victoria y yo vamos a almorzar a casa de la familia de la Barrera, si quieres te puedes tomar el día o parte –le comento, al ver que arrugaba la frente añade– Si quieres, no te voy a obligar. Hoy me hago cargo de Victoria –zanjo.

–Si quieres me esperas en tu habitación –le pide

–Clalo papá –dijo.

–Gracias princesa –pronuncio. Ambos la siguieron con la mirada hasta que la perdieron de vista. El se quedo mirando hacia el pasillo contemplando a la pequeña, pero Isabel lo saco de su añoranza. Suspiro para prestarle atención.

–Esa muchacha lo esta cambiando –comento.

–No sé, no quiero equivocarme de nuevo –susurro.

–Esa muchacha se ve diferente. A pesar de su clase y venir de una familia pudiente se ve que es humilde, pero eso si tiene carácter y agalla. Ademas trata bien a mi pequeña y es lo primero que vi en ella. Si trata bien a la pequeña lo demás se puede moldear. –la miro con atención– Recuerda siempre estas palabras Cristobal, el hombre hace a la mujer y la mujer al hombre. Creo que ella fue echa exclusivamente para ti, pero la vida te tuvo que poner varios obstáculo para que cuando llegara a tu vida supieras apreciarla. Todo lo que paso hace mas de tres años tuvo que pasar para que aprendieras. –le sonrió– Me gusta para ti, así que lucha por ella y sobretodo no te des por vencido –expreso.

Corazon de PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora