Capítulo 04

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Aquí les traigo otro capítulo más de esta historia que esta empezando. Les pido que comenten, voten y si les gusta regresen por mas.

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Soy Jiny

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Carolina sé bajo de su auto, cerro con seguro las puertas y comenzó a caminar deprisa. Faltaba diez minutos para poder ponchar justo y no llegar tarde en su primer día como empleada. Camino y camino, pero se hacia cada vez más lejos el poder entrar al edificio y colocar su tarjeta y poder ponchar a la hora asignada.

–Yo siempre puntal en todo y justo hoy se tuvo que vaciar la goma del auto –murmura, mientras ella entra al edificio para ver qué solo quedan 5 personas para ponchar. Un alivio la invadió.

–Creo que lleva prisa señorita –comenta a su lado. Carolina casi se atraganta con el queso se acababa de llevar a la boca al escuchar la voz de Cristobal. Ella se detiene justo al final de la cola del ponchador.

–No... voy llegando justo a tiempo –dice con seguridad al ver el reloj que marcaba las 56 minutos.

–Trata de ponchar la próxima vez a las 53 o 54 minutos, ya que el tramo del elevador es bastante –pide.

Se aleja con una sonrisa burlona, cosa que le molesto a Carolina. –Que se cree, como si no supiera que tengo hasta las ocho para llegar a tiempo–piensa. Le toco su turno de colocar su dedo para registrar su entrada. Echo un vistazo al lobby, lo voy en una esquina mirándola, se ruborizó por verlo. Escucho el pitillo que termino de registrar su huella dactilar. Camino hacia los ascensores.

–58 minutos –replico a su lado. Hizo un movimiento negativo con su cabeza–. Empezamos mal. Quiero que des el cien por ciento. Espero no equivocarme contigo –dice, mientras entra al ascensor. Carolina se queda frisada y reacciona segundos más tarde, para entrar al elevador con su jefe.

–Difiero de usted, todavía me quedan dos minutos para entrar. La jornada laborar comienza a las ocho de la mañana le recuerdo –se defiende Carolina.

–El jefe soy yo, quien pone las pautas soy yo, ¿entendido? –pregunta.

–Entendido –responde resignada. El elevador por lo general es una algarabía, pero en esta ocasión se podía escuchar la respiración de cada uno de los presentes. Carolina estaba que echaba fuego por la boca. –Como se atrevía, a hablarme así, sin tan siquiera preguntar el motivo de mi supuesta tardanza –piensa. El elevador fue directo al ultimo piso donde se bajo Cristobal, seguido de Carolina que iba mas cabreada que jamas en su vida. Se acomodo en el asiento que ocupo el día anterior, mientras miraba a todas partes para visualizar a Valeria.

–Espero que llegue... porque va a recibir tremendo regaño –murmuro, pero fue como si la escuchara Cristobal.

–Valeria no viene, en veinte minutos pasa por mi oficina para darte trabajo –informa–. Mientras ve a la cocina –señala la puerta– y prepara café –ordena. Carolina abrió la boca varias veces por las ordenes.  Sé volteo y continuo su camino hacia dentro de su oficina.

–Que se cree, yo no vine a servirle café –gruño, mientras se cruzaba de brazos. 

Al final no le quedo mas remedio que ir a la cocina y preparar el café como le había explicado Valeria. –No puedo creer que este preparando café, jamás había entrado a una cocina a preparar ni una tasa de leche caliente, ahora resulta que tengo que hacerle café al señor –expreso, sin darse cuenta que fue escuchada.

Corazon de PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora