❝El amor y la traición no van de la mano. Y donde hay secretos y falsedades... hay demonios acechando más allá de las sombras.❞
|TERCER LIBRO DE LA TRILOGÍA KINGDOM|
*No leer sin antes haber leído BLACK y WHITE*
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Eris
No puedo.
Conciliar el sueño es imposible.
Dijo al amanecer...
Son las tres de la madrugada y salgo de las mantas descalza, encendiendo la mampara que ilumina un poco en medio de la penumbra.
Doy vueltas por toda la habitación, muero de calor, de desesperación. Sudo de los nervios, el no saber nada me tiene tensa.
Decido calzarme y colocarme la bata, inmiscuyendome entre los corredores, dispuesta a bajar a la cocina. Misma que yace en soledad.
Vierto agua en la tetera y espero que caliente, apoyada del mármol de la barra.
Suspiro.
—¿Donde estás? —me tallo el puente de la nariz.
—¿Quién? —doy un salto con el corazón a mil por hora.
—Dios mio —pongo una mano sobre mi pecho—, me asustó.
—Lamento haberla asustado, madame. —un hombre.
Uno alto, de corpulencia ancha, barba perfilada y un par de ojos azules estéticos.
El acento lo distingue como Inglés.
—¿Quién es usted?
—Permitame —baja dos tazas—, Henry, Vizconde de Bélgica. Para mis tíos, solo... Henry. —sonríe.
—Milord... —me disculpo—, lo siento. Espero no le moleste que... —sacude la cabeza.
—Para nada. Este es su palacio cuando lo desee, excelencia. ¿Es usted la reina?
Asiento.
—Así es.
—Espero no molestarla en compartir una taza de té con usted y me permita el honor. Estamos todos muy tensos.
—Por favor. —acepto—. Es verdad. No he sabido nada de mi esposo en horas, el rey ha vuelto a ese... horrible lugar.
—Mi tío lo acompaña según tengo entendido. —afirmo—. Es muy normal, estas cosas requieren su tiempo, majestad.
—Majestad —exhalo—, en momentos así, prefiero dejar las formalidades. Llameme Eris, milord.
—Si así lo desea —saca de una gaveta dos tiras de té de manzanilla—, así lo haré. Para usted soy Henry entonces. Y por su esposo, no debe preocuparse. Su majestad es un hombre astuto, no por nada se le conoce como el rey de los cinco imperios. Solo él y en pleno siglo XXI puede manejar cinco capitales al mismo tiempo. Es admirable, mucho más cuando usted lo lleva de la mano.
