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VI. Los herederos

Castillo de Windsor, UK

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Castillo de Windsor, UK.

19/11/14

Ares.

El cielo parece querer derrumbarse sobre la tierra. Afuera llueve, truena y relampaguea, sin embargo no me veo capaz de alejarme de Naevia ni un segundo. Mi chica llora sobre mi pecho y yo solo puedo consolarla, abrazarla acariciando su espalda mientras las mucamas empacan las maletas. Me siento impotente, la sangre me hierve como si el mañana no existiera. Cuando la ví llena de moretones corriendo hacia mi, algo dentro en mi pecho se quebró al verla tan destrozada. Cuando supe la razón no tuve menos motivos de los que ya necesitaba. Ella no saldría de mis brazos nunca más.

—¿Estás completamente segura?—le pregunto con la voz más suave que mi garganta me permite expresar.

—Las pruebas de sangre no fallan. Papá enloqueció... me hizo esto... —apuntó su rojo y amoratado rostro repleto de lágrimas. —No quiero volver, no quiero, Ares, por favor... —ella me ruega cuando mis manos acunan sus mejillas.

—No vas a volver a ese lugar, nadie te volverá a tocar, ¿Me entiendes?, tendrán que pasar sobre mi cadáver antes de que eso pase. Te juro Naevia que nada te faltará, a ti... —llevo mi mano hasta su vientre —... y tampoco a nuestro hijo. —Ella me sonríe intentando no volver a romperse. Busca desesperadamente mis labios y yo los suyos. Mi chica es feroz, su pasión me enloquece, su piel y sus labios. Sus ojos llenos, desbordantes del color del mar me tienen de rodillas.

Yo daría hasta mi vida con tal de protegerla. 

Nuestros besos se vuelven caricias y las caricias excitación.

Una a una, nuestras ropas caen tendidas al suelo hasta que ámbos nos encontramos completamente desnudos.
Me subo cuidadosamente sobre su cuerpo estando ya recostados sobre la cama y comienzo a recorrerla entera con mis labios. Su cuello, su clavícula, sus pechos, besando sus respingados pezones. Naevia es hermosa en todo el sentido y extensión de la palabra.

Cuando llego a su abdomen, no dudo en besar rápidamente su vientre un par de veces.

Apenas y sé de la existencia de aquel pequeño ser que fruto de nuestro joven amor, ha comenzado a crecer en su interior.

No puedo esperar para conocerlo.

O conocerla...

Juro por mi vida, así sea lo último que haga, seremos libres.

Juntos seremos uno solo.

He encontrado la manera perfecta de irnos. Dinamarca nos espera y sé que Copenhague será un buen lugar para comenzar de cero. Comenzar la familia que tanto habíamos estado deseando.

𝐒𝐈𝐋𝐕𝐄𝐑 #𝟑  |njh| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora