XVIII

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XVIII. Traición

Reino Unido

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Reino Unido

Siete de la mañana en el palacio de Buckingham y la reina madre despide junto a la Condesa Shallow, la duquesa y el príncipe de Liverpool a sus invitados mirándolos marcharse por familia en los autos que abandonaban la residencia real. Complacidos, agradecidos, incluso los rezagados que se limitaron a agradecer. Los más tímidos y los parlanchines.

Lo lograron.

Cuando los últimos autos estaban arrancando, el auto del rey y todos sus escoltas detrás apartaron cerca mientras uno de los guardias se aproximaba a abrirle la puerta. Niall salió del vehículo abontonandose el saco intercambiando un par de palabras con uno de los señores que lo acompañaba. Boris Johnson, el ministro.

Isabel lo recibió de brazos abiertos con una gran sonrisa.

—¿Qué tal todo en Dinamarca? ¿Salió bien?

—Perfecto madre. Nuestras alianzas con los daneses están pulidas, Sean me debe un gran favor y en dado caso de Noruega levantarse en armas, contamos con el apoyo de ejército del rey.

—Tienes miles de soldados a tu disposición, ¿para qué quieres otros miles más?

—Nunca se sabe. Tenemos que estar preparados para cualquier inconveniente.

Isabel sonrió de medio lado. —¿Dónde está mi esposa? Supuse que estaría con ustedes.

—Kalani dijo que seguía dormida. Ayer nos la pasamos muy bien en ese intento de casino, sino preguntale a tu madre. —Bárbara y los demás contuvieron la risa cuando a Isabel se le enrojecieron hasta las orejas.

Niall sacudió la cabeza divertido.

—Iré a despertarla.

Isabel asintió.

—Iremos contigo. Tenemos que hablar urgentemente con Eris.

—¿Sobre...?

—Oh, créeme, hasta las mujeres más recatadas con dos copas encima sueltan chismes que de saberse públicamente serían grandes escándalos en nuestra sociedad.

Niall caminaba a la cabeza siendo alcanzado sutilmente por Dimitri quien enlistaba sus deberes del día con una facilidad y organización increíble.

Los demás decidieron aguardar afuera cuando finalmente llegaron a la habitación principal.

Niall giró la perilla suavemente. No quería despertarla antes de tiempo y arruinar la ronda de arrumacos que tenía preparada. No sabía si ella lo había extrañado tanto, pero él lo había hecho cada minuto desde que dejó de verla tan pequeñita mientras su helicóptero se perdía entre las nubes.

Dió el primer paso dentro con los ojos puestos en el suelo.

Su zapato había pisado una pieza de ropa que por supuesto no le pertenecía a ninguno de los dos.

𝐒𝐈𝐋𝐕𝐄𝐑 #𝟑  |njh| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora