La Jaula de las Locas. (LawRusso) [Adaptación]

Ύπνωση

Ύπνωση (Ýpnosi)= Hipnosis

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Aclaraciones: En esta historia Daniel tendrá dos nombres, el segundo será inventado. También el apellido de Amanda será inventado.

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La jaula de las Locas es un burdel que contiene de todo. Cumple toda fantasía. Y tiene a las bellezas más exóticas jamás encontradas. Ubicado en una zona exclusiva de South Beach, Miami. Sumamente elitista y mortíferamente caro. No puedes entrar así nada más porque se te antojó en tu noche de borrachera y con ganas de follarte a alguien.

Este lugar requería de varios filtros para permitirte tu entrada. Pero una vez dentro, era encontrar el verdadero jardín del Edén de la lujuria y el pecado. Bailarines con presentaciones bien coreografiadas, sensuales y con el propósito de un table dance en su máxima plenitud. Meseros que, por un buen par de billetes, te darán el mejor de los servicios. Habitaciones por jerarquía, un gran bar, salas de privados, pista de baile. Todo, por niveles. El primero, y más importante, es donde las estrellas se presentan y el mejor postor sería capaz de llevarse hasta el último piso al que se haya presentado por el costo que éste imponga y si alguien no está dispuesto a pagar más.

No es como cualquier otro burdel, no. No importa tu género o tu fetiche, ahí te darán el mejor de los servicios y nadie sale insatisfecho.

Tu único límite es tu billetera.

Puede sonar tosco, cruel, injusto. Pero el humano siempre se ha empeñado en jerarquizar todo lo que encuentre, de poner lo que parecía ser como un igual en algo de menor o mayor valor según los rangos y dominios. Y la Jaula de las Locas era un magnífico confinamiento de cristal. Tras sus muros pueden oírse los gemidos más exquisitos, ver las obscenidades más excitantes, saborear los más agridulces fluidos, oler a sexo descontrolado y distintos perfumes y tocar las pieles más maravillosas del universo.

No cualquiera puede pagarse una noche completa en la Jaula de las Locas. No cualquiera puede entrar a trabajar en la Jaula de las Locas.

El menester inmortal de la prostitución se había convertido en una jerarquía cruel dentro de este lugar. Era complicado obtener hasta el más mínimo puesto. Era casi un premio ser estrella, era un reinado ser requerido bajo tu propia cuota.

Quien trabaja ahí es porque así lo quiso, porque se hizo un espacio entre la bruma social y ha decidido por buen mercado su cuerpo. Una competencia perfectamente imperfecta. Y detonaba a la polémica más abrumadora que cualquiera podría imaginar. Todo es real y puede suceder en La Jaula de las Locas.

Sus empleados con todo el deleite que te hará recordar lo mucho que valió la pena gastar en ello.

Seductores, sensuales, vibrantes, salvajes, indomables y lujuriosos son adjetivos básicos prenatales para lo que puede definir en su totalidad a los que trabajan en la Jaula. Unos prisioneros que saben sacar mucho provecho a su condena. No habría otro lugar para encontrar algo que se compare a sus inexplicables atractivos. Imanes que atraían como todo en la tierra con la gravedad. Era inevitable, sea cual sea, uno llamaría tu atención en más de un sentido interno y externo.

Tu imaginación se quedará lejos con la realidad. Perder el juicio será natural. Enamorarte de un arma mortífera que recurre mucho ese lugar.

No te enamores de un empleado de la Jaula.

No existe el amor, después de todo.

¿Para qué intentar darle vida a algo irreal? Algo que simplemente envenena cuando se le profesa a un empleado de la Jaula. Odiarás y, con tu filial afecto, serán incomparablemente parecidos. Dolerá cada hueso y cortará la respiración. No te enamores.