ε μ π ι σ τ ο σ ύ ν η

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εμπιστοσύνη (empistosýni)= Confianza.



Antes de enfrentarse a la candente pelirroja (con la que tuvo que usar a Eric como escudo y ahora le debe demasiado a su hermano de ciencia), LaRusso se enfrentó con un sensual bailarín de cabello negro y ojos cafés. Ese hombre fue quien le dijo los peligros a los que se enfrenta si desea estar con el rubio prostituto. Fue una plática en extremo extraña que dejó con más dudas que con respuestas al dichoso playboy. A decir verdad, aquella noche fue complicada y con varios sentimientos encontrados para su personalidad.

Puede aún recordarlo. Chozen... le dijo que le llamase de esa manera. Y así lo hizo Daniel. Ese hombre fue como una serpiente deslizándose a través de su sistema nervioso: lento, peligroso, tentador. Su bello cuerpo ataviado de ropajes con temáticas extrañas, pero que realzaban su exótica belleza. Su piel bronceada, su cuerpo delgado y tan fuerte, digno de un bailarín. Sus cabellos oscuros. Sus posesivos ojos marrones, gemas resplandecientes que poseían aquel brillo de advertencia. Chozen le advirtió sobre el prostituto apodado como "Capitán". Le dijo cosas interesantes mientras se le insinuaba de una manera muy particular.

Sin embargo, Daniel rechazó todo intento de parte del prostituto apodado como El dios del engaño.

El propio empresario se impactó con su decisión. Él, si tiene la oportunidad de tirar un buen polvo, no es de desperdiciar el tiempo. Él aprovecha cada instante para recolectar cuanto placer sea necesario y se le ponga en frente. No piensa dejar ni una vez. Porque es lo que le gusta, es lo que le llena, es lo que le hace feliz... entonces, ¿por qué ha de rechazar a tan bello prostituto? Porque no quiere a nadie más que a ese rubio de pocas palabras, gesto estoico, y cuerpo de ensueño. Es lo único que desea, es lo único que ahora quiere.

Esa noche fue de muchas revelaciones y preocupaciones...

...

Llegó tarde a La Jaula de las Locas. Fue un atraso que no previó pero que tampoco le dio importancia. Creía que, a pesar de ello, podría llegar para pedir el servicio del rubio, Qué más daba que no haya alcanzado a verle bailar, lo tendría. Daniel reconoce que su rubio prostituto baila hermoso; pero a él le importa el acto final de la obra, la parte donde lo tendría en una cama gimiendo.

Así que, a pesar de haber llegado tarde, Daniel iba con todas las expectativas en alto, preparado para ir con la pelirroja y pedirle al rubio, hacer el pago de enganche y que le den su llave de habitación.

Él y Eric no sabían que esa noche se desarrollaría la noche de subasta y que Eddie Dutch sería quien lo compre y se lo lleve.

El pelinegro multimillonario llegó en el instante en que el rubio se retiraba por las escaleras. Sus ojos se conectaron por tan sólo un segundo. El segundo más permanente y anhelante que jamás experimentó. El segundo más efímero y doloroso donde ve cómo perdía su oportunidad con Capitán. El segundo donde reconocía la innegable derrota. El segundo donde vio la súplica en esos ojos azules como el cielo o como el mar. El segundo donde Daniel se arrepintió de ser él: de ser un irresponsable que no llega a tomar todo en serio. Fue sólo en ese instante donde comprendió que algo estaba mal.

Tenía que encontrar una manera de que se arregle aquello. Probablemente es que se trataba de un simple cliente y podría pagar para que el rubio, al terminar con el comensal en turno, esté con él y sólo él. Daniel determinó como la más factible. Así que tomó la mano de Eric y buscó a Shannon. La sensual mujer, con maquillaje estilo Las vegas, revisaba su tableta y cuando alzó la mirada, encontró al Señor LaRusso y el lindo compañero que le acompaña.

La Jaula de las Locas. (LawRusso) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora