Un psicópata con deseos | Douma x Inosuke |

IX

Inosuke abandonó su postura defensiva por un instante, permitiendo que las seductoras palabras del mayor lo arrastraran hacia un territorio más ardiente y sin restricciones. Cada una de sus palabras parecía derretirlo lentamente, y ahora estaba atrapado, sin escape. Era hora de enfrentar las consecuencias de no haber detenido esto cuando tuvo la oportunidad.

—Llorarás, gritarás y pronunciarás mi nombre, rogando por más —jadeó el mayor, su voz vibrando con excitación.

—¿Qué te pasa? ¡Déjame en paz! —Inosuke intentó apartar al mayor, sus manos apoyadas en el pecho musculoso del otro, luchando por resistir.

—Hace apenas un momento estabas ardiendo de deseo. Tus suspiros, el temblor de tu cuerpo, tu erección... —Douma habló entre jadeos, manteniéndose sobre el joven con manos y piernas sujetándolo, manteniendo su peso sobre él— puedo sentir el calor emanando de tu cuerpo —añadió el mayor, dejando escapar un profundo suspiro de excitación mientras frotaba su entrepierna contra la tela, revelando su propia urgencia y excitación.

—¡D-Déjame! N-no sigas... —murmuró Inosuke, con los ojos entreabiertos y la boca medio abierta, sintiendo cómo la provocadora fricción que el demonio generaba provocaba una respuesta intensa en su cuerpo.

—Siente lo duro  que estoy —Douma susurró mientras presionaba sus caderas contra las de Inosuke, buscando ese roce estimulante. Alterando entre movimientos intensos y lentos, provocando y amplificando la creciente excitación.

—D-Douma, p-por favor, no deberíamos hacer esto —murmuró Inosuke, sus palabras sofocadas por las caricias intensas y provocativas que el mayor realizaba con determinación.

—Bésame —susurró Douma, acercando su rostro al de Inosuke. El joven intentó detenerlo, presionando el pecho del mayor, su rostro encendido por la mezcla de emociones y deseo.

—¡No quiero que me beses! —grito el menor, su voz temblorosa, sus mejillas ardiendo en un rubor profundo.

La frustración comenzaba a apoderarse de Douma ante el repentino arrepentimiento de Inosuke. No comprendía por qué de repente el joven se resistía a ser tocado. Suspiró profundamente, luchando por entender sus propios sentimientos. No entendía por qué sentía el impulso de poseerlo, de tomarlo y satisfacer ese deseo. Solo a través de tomarlo de esta manera podría descifrar las pistas sobre lo que estaba experimentando.

—Inosuke, serás mío —pronunció Douma con seriedad, aferrando las muñecas del menor con firmeza y recostándolo en la cama, su expresión desafiante— no escaparás, no hasta que estemos juntos de esta manera —añadió con una sonrisa sugerente.

Con el rostro de Inosuke expuesto, el joven temblaba inquieto, sus manos intentaban liberarse del agarre de Douma, pero sus esfuerzos eran en vano, el mayor estaba decidido a seguir adelante.

Douma acercó su rostro al de Inosuke, sus miradas se encontraron intensamente a escasos centímetros de distancia. La respiración agitada del menor chocaba contra sus labios, y en un instante frenético, el demonio atrapó los carnosos labios del joven con los suyos. Inclinó la cabeza para profundizar el beso, mientras Inosuke luchaba por evitarlo. Sin embargo, Douma apretaba aún más sus muñecas, buscando que el menor cediera y permitiera la entrada de su lengua, que se entrelazó con la de él en un baile apasionado y urgente. La lengua húmeda exploraba cada rincón con ansias, sumergiéndose en una danza desenfrenada que dejaba a Inosuke sin aliento. Era un beso profundo e intenso, inexplorado para él, y su asombro se mezclaba con el nerviosismo y la excitación.

La sensación abrumadora dejó al joven atónito, y su intento por alejarse resultó en vano debido a la fuerza de Douma. Inosuke emitía quejidos desesperados mientras intentaba liberarse, hasta que finalmente Douma separó sus labios, dejando un hilillo de saliva que conectaba sus bocas, su lengua jadeante a la vista. Inosuke recuperaba el aliento, su rostro encendido y sus respiraciones agitadas, la cercanía de Douma añadiendo un toque adicional de excitación a la mezcla de emociones.