CAPÍTULO 2

34 2 3
                                    

-2-

Es curioso cómo a lo largo de mi vida me han atraído las chicas más bajitas que yo. Tienen algo especial, un encanto que me atrapa de una manera inexplicable. Siendo un chico de 1.78 metros, encontrar a una chica como Evangeline, de 1.75, resulta extraño ya que es prácticamente de mi altura. Pero eso no impide que me atraiga.

Un beneficio inesperado de esta situación es que ya no tengo que agacharme para besar a alguien más bajita ya que somos casi de la altura. Gracias a la genética de Evangeline, puedo besarla sin problemas, ¡Un problema de espalda menos para mí!

NO, un momento. ¿Por qué estoy pensando en besarla? Por favor Mike contrólate.

Ya en clase, no puedo concentrarme. Mi mente sigue dando vueltas y me trae recuerdos de ella, recuerdos de hace muchos años, pero que valen la pena por la gran amistad que teníamos.

A mitad de clase (o de mis recuerdos), llegan chicos y chicas de varios grupos deportivos y culturales a invitar a todo el salón a unirse a alguno de ellos. Entre estos grupos se encuentran fútbol soccer, fútbol americano, baseball, basketball, E-sports, danza folklórica, banda de música, literatura, jazz, dibujo, ajedrez, oratoria y escolta.

Mi mente me hace recordar otras cosas en esos momentos.

En secundaria, entré a la cantera de un equipo de fútbol soccer muy conocido en el país. Se le consideraba, y siempre se le ha considerado, el mejor equipo del continente americano. Además, mi familia es aficionada al equipo y los colores azul y crema me quedaban bien, así que me gustaba estar dentro del equipo y por obvias razones también ser aficionado del equipo.

Un tiempo después, dejé el fútbol porque me distraía del estudio. Se podría decir que es un sueño frustrado, aunque realmente no me veía como alguien destacado. Quiero decir, era bueno como portero. Siempre que jugaba con los vecinos elegía ser portero porque tenía unos reflejos que terminaban impresionando a todos. Pensaba que era lo mío hasta que llegó a mi vida la biología.

Otra opción que vi y llamó mi atención fue entrar a la banda. Me gusta cantar desde pequeño y además sé tocar guitarra desde primaria. Aprendí guitarra y piano en el último año de primaria con un profesor que también era quien organizaba al coro en el que yo estaba en aquel entonces. Lo conocía y sabía que era un muy buen maestro por lo que me di la oportunidad de entrar a aprender.

Cantaba en fiestas y reuniones porque me lo pedían amigos o familiares. Les gustaba cómo cantaba y cómo podía hacer cambios en la tonalidad de mi voz.

Ya con todas las veces que me pedían cantar y con mis gustos musicales que no tienen nada que ver con lo que me pedían cantar, pues lentamente esas ganas de cantar en público se fueron disipando. No sin antes irme a un concurso de canto a nivel estatal representando a mi preparatoria e intentar hacer algunas canciones con mi guitarra que se quedaron en solo ideas, nada concretado.

No tuve la oportunidad de desarrollar una carrera musical. No me surgió al 100% esa chispa que necesitaba, así que mejor dejé esto de la música simplemente como un hobby sin intentar algo más serio desde ese momento en adelante.

Mi tono al hablar es algo suave, pero sin salir de lo grave. En alguna situación más seria, mi tono de voz se vuelve más grave, algo que impone y llama la atención de quienes me rodean. Aunque también puedo hacer tonos agudos sin maltratar las cuerdas vocales.

Por eso mismo había entrado hace poco a un curso de locución y doblaje para ver si podía afinar también mis cuerdas vocales y ver si podía hacer más con mi voz. Lamentablemente lo dejé después de unos meses al no poder cubrir más esos gastos por tener que pagar la uni y otras cosas más, pero fue una bonita experiencia.

Sentimientos retraídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora