Regina llegó a tiempo de ver cómo se alejaba el coche de Emma por el camino de tierra. Se alejaba de ella. Su motor rugía como una ronca abeja gigante. Incluso bajo la lluvia podía ver el humo que soltaba su tubo de escape. Regina golpeó el suelo con el pie y lanzó un taco. Era su única oportunidad para verla y se le había escapado por los pelos.
El sonido del motor se hizo más ronco y agónico y Joshua miró entrecerrando los ojos. Más arriba, podía ver un objeto caído en la carretera. A pesar de su mal humor, soltó una carcajada cuando consiguió identificarlo. Quizás todo no estuviera perdido para él. Emma giró en el camino que llevaba a la granja de Regina y frunció el ceño ante el sonido horrísono de su coche. Ni siquiera podía escuchar la radio. Ni siquiera podía pensar. Miró a Henry que parecía adormilado. Emma se dijo que muchos pensarían que era una cobarde huyendo de la casa de Regina de ese modo.
Pero no era verdad, solo intentaba ser prudente. Gallina, se dijo. —Prudente —replicó en voz alta, pero no se oía hablar, tal era el estruendo. Tomó la carretera principal y oyó una sirena. Miró por el espejo retrovisor e inmediatamente a su contador de velocidad. No estaba corriendo. ¿Qué podía haber hecho mal? Se detuvo en el arcén, sintiendo el viejo malestar en el estómago. No le gustaba tratar con figuras de autoridad. El encuentro siempre acababa mal. El agente avanzó hacia su coche y se tocó el sombrero a guisa de saludo.
—Señora, ¿sabe usted que es ilegal conducir un coche sin tubo de escape? Atónita, Emma respondió:
—Pero si tengo un tubo de escape. Sé que lo tengo. Yo... El oficial sonrió y negó con la cabeza.
—No, señora, no lo tiene, y voy a tener que ponerle una multa.
—Pero si yo... Una camioneta se detuvo a su lado. Emma la reconoció al momento: era el camión de Regina. No sabía si sentirse aliviada o doblemente atrapada.
—¿Buscas esto? —sonrió a Emma desde su asiento mostrando un tubo y añadió dirigiéndose al policía—. ¿Cómo estás, Abel? ¿Te parece bien dedicarte a perseguir a jóvenes mamás con sus bebés? Abel dio un respingo. —¿Es una madre? Vaya, no me di cuenta —se guardó el cuaderno en el bolsillo—. ¿Eso es el tubo de escape?
—Sí, se lo dejó en mi casa.
—Vale, Regina, pues asegúrate de que lo pone. Que no vuelva a encontrarla sin tubo de escape. Buenas tardes, señora —tras saludar fue hasta su coche y desapareció.
—Machista —masculló Emma indignada por el intercambio entre los dos —. ¿Me devuelves el tubo de escape, por favor?
—Claro —dijo Regina y tras descender, puso el trozo de metal en el asiento de atrás de Emma—. Pero si te para otro poli, no te escaparás sin multa. Emma se retiró el pelo de la cara, enfadada.
—¿Dónde hay un garaje dónde me lo puedan arreglar? Regina se inclinó hacia ella.
—Conozco a un tipo que te lo arreglaría esta noche. Emma estaba a la defensiva.
—¿Y me cobraría un ojo de la cara?
—Menos de lo que te pedirán por la mañana en la ciudad.
—Venga, te sigo —suspiró Emma. Regina sonrió con una sonrisa maliciosa. —Así puedes cenar con nosotros. Emma lo miró desolada. ¿Por qué lo decía como si ella fuera a ser la cena? Una hora más tarde, habían terminado de cenar y Roland se había retirado a su habitación para hacer los deberes. Emma colocó a Henry en una manta, sobre el sofá. No le hacía gracia dejarlo al alcance de Major, pero lo cierto es que el perro actuaba como si su tarea fuera vigilar el sueño del bebé. Se sentó y lo miró y tras unos minutos, cerró a su vez los ojos. Regina la hizo salir al porche.
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Una Chica con Problemas
FanficAdaptacion del Libro del mismo nombre de Leanne Banks. g!p Regina ¿Encontraría alguna vez a su príncipe azul? Ni hablar de príncipes, lo que Emma Swan necesitaba era una ambulancia. Estaba a punto de dar a luz, en mitad de un atasco de la autopista...