Chapter 7

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—¿Usas biberón? ¿Qué pasó con tu…? —Regina la miró significativamente a los pechos y Emma, sentada en el sofá de su casa, se sonrojó ligeramente al recordar cómo la había acariciado la semana anterior.

—Me pasé al biberón cuando empecé a trabajar. No te ha molestado, ¿verdad, tragoncete? —Se dirigió a su bebé que sonrió con el biberón en la boca—. A ti solo te importa atiborrarte —le miró de nuevo y sonrió—. Es tan guapo. Tendrá que 
ahuyentar a las chicas con un palo.

—¿Seguro que no serás tú la que las ahuyentará con un palo? —preguntó Regina alzando con humor la ceja.

—Si me caen bien, no lo haré —respondió Emma.

Roland hizo una caricia a Major y pasó junto a su padre antes de comentar, mirando la escena:

—No está mal para ser un crío. No berrea demasiado. Maddie rio.

—Gracias. Me gustaría ser responsable de su buen carácter, pero creo que es un mero problema del sistema digestivo.

—¿Ah sí?

—Quiere decir que eructa después de comer —explicó Regina.

Roland se encogió de hombros y Emma supuso que se iría a su habitación, como hacía a menudo después de la cena, pero se quedó con ellos.

—¿Te gustaría darle el biberón? —preguntó Emma.

El rostro de Roland expresó cautela.

—Bueno, no sé…

—No tienes que hacerlo si no te apetece. Me pregunté si habías tenido un bebé en brazos alguna vez…

El chico se encogió de hombros por segunda vez.

—Vale.

—¿Por qué no te sientas a mi lado? —Emma colocó el bebé en brazos de Roland —. No creo que tarde mucho en terminar el biberón. Es como una aspiradora —sonrió a Roland —. Lo haces como si llevaras toda la vida dando el biberón.

—Ha dado de comer a algunos caballos —explicó Regina.

—Debe ser eso —Emma captó la mirada tímida de Roland y su rubor, como si deseara preguntar algo y no se atreviera a hacerlo. Por intuición, probó un tema con la intención de ayudarle —. ¿Has hablado con Amy desde el baile? - Roland asintió, aliviado y cohibido.

—Ella me habla en el colegio.

Emma lo miró.

—¿Y tú le contestas?

—Sí, cuando se me ocurre algo que decir.

Emma alzó las cejas.

—¿Te pone un poco nervioso?

—Un poco —concedió el chico con una rápida mirada de soslayo a su padre. Después se aclaró la garganta—. Cuándo estabas en el colegio, ¿cómo lograban los chicos que salieras con ellos?

Emma comprendió cuánto le había costado hacer aquella pregunta y sintió una oleada de simpatía. Le enternecía pensar que Henry podía llegar a preguntarle algo similar algún día.

—Bueno, me llamaban a casa. Me acompañaban después del colegio o se acercaban a comer a mi mesa. Me preguntaban cosas.

—¿Qué clase de preguntas?

—Ya sabes, música, películas que había visto, esa clase de cosas.

—Creo que ha terminado —dijo Roland mirando el biberón vacío de Henry que estaba medio adormilado.

Una Chica con ProblemasWhere stories live. Discover now