N1:
Así es como llegamos al final de esta adaptación, solo espero que les haya gustado, se que tarde en terminarla, pero tengo un montón de tareas y practicas que hacer, que caso no tengo tiempo ni vida para poder hacer las actualizaciones que quisiera, quero agradecerles su espera y su apoyo, nos vemos luego.
....
Dos meses después se casaron en la colina. Llovió un poco, pero luego salió el sol y Emma pensó que eso era lo que le había pasado siempre en la vida. Llovía a menudo, pero en algún momento brillaba el sol. Con Regina, por fin había encontrado un lugar dónde poder quedarse. Un lugar hecho para ella. Su corazón estaba demasiado lleno y Regina se rio de ella al verla al borde de las lágrimas. Pero fue un día increíble. Sus dos mejores amigas estaban a su lado. Su hermano y Roland, muy recuperado de sus heridas, estaban junto a Regina. Pero la sorpresa que más la emocionó fue la aparición de sus padres en la ceremonia y la reconciliación familiar que siguió.
Sin avisarla, Regina había visitado a sus padres, les había hablado y había logrado que vieran las cosas desde otro punto de vista. Ahora el pequeño Henry conocería a sus abuelos.
Emma pronunció las palabras del ritual asintiendo a cada promesa con toda su alma. Cuando le tocó el turno Regina, leyó en sus nobles ojos marrones que siempre la amaría. La sensación de ser tan querida la dejaba aún sin habla. Regina la abrazó con fuerza y la besó y después de la ceremonia y de las fotografías, todos fueron a un hotel para el banquete.
—¿Te ha molestado que lloviera? —preguntó Emma. Regina sonrió.
—No, casi me empieza a gustar la lluvia.
—Me ha estropeado el peinado —se quejó Emma de buen humor—. Y me enganché el vestido al salir del coche. Llevo un desgarrón. Regina la besó en la nariz.
—Estás guapísima.
—Tú estás impecable —le acusó Emma.
—Hay que cortar la tarta —dijo Neal, con su inseparable Roland al lado—. Dejar los mimos para luego y darnos de comer.
—Siempre habla tu estómago. Eres tan primitivo —comentó Emma. El otro sonrió.
—Así es fácil manejarme.
—Tiene razón —le apoyó Regina mientras la acompañaba a la mesa para cortar el pastel de tres pisos. Emma partió varias porciones y sonrió a la cámara. Para mantener las tradiciones, Regina tomó un pedazo y se lo tendió a Emma, sorprendiéndose cuando esta le mordió el dedo. Luego le tocó el turno a ella y cuando iba a darle un poco de tarta a Regina, el fotógrafo la llamó para que mirara y Emma se volvió hacia él sin pensar. Oyó una exclamación colectiva y se dio cuenta de que acababa de estamparle el chocolate a Joshua en la impecable pechera blanca.
—Oh, no —le miró con horror—. Bueno, ya te dije que estabas demasiado perfecto. Casi daba grima. Regina se miró la camisa y soltó una carcajada.
—Pensé que esperarías a llegar al dormitorio para empezar a ponerme comida encima. Emma le miró con fingida censura.
—Pero qué mente más sucia tienes. La mirada de Regina se hizo más sensual que humorística y la acercó a ella.
—He tenido un buen maestro —dijo y la besó tan apasionadamente que Emma olvidó que estaba en medio de un centenar de invitados aplaudiendo. Mucho más tarde aquella noche, después del champán y el baile y las promesas de felicidad, Emma estaba en el cuarto de baño, perfumándose y poniéndose el camisón de satén que le había regalado su amiga Elsa.
Miró el anillo de oro que llevaba en el dedo. Estaba casada. Con Regina. Sintió una emoción profunda y tuvo que tomar aire. Quería que la noche de bodas fuera especial. Ruby se ocupaba de Henry, así que Emma podía ocuparse exclusivamente de su marido. Quería decirle lo maravilloso que era, lo mucho que lo amaba. Y después quería mostrárselo.
Se miró en el espejo y vio una mujer feliz. Esperaba que ella llegara a ser igualmente feliz. Abrió la puerta y entró en la lujosa habitación de hotel. La única luz provenía del baño, pues Regina había apagado el resto. Emma dio unos pasos hacia la cama, pero se detuvo ante la escena. Regina estaba tumbada en la cama, desnuda, con una guitarra en las manos.
—Vaya —dijo Emma—, ¿Qué significa esto? Regina la miró con aire resignado.
—Una vez me dijiste que una mujer con una guitarra te parecía irresistible. Emma sonrió y dio unos pasos.
—¿Y te has comprado una guitarra?
—Me pareció oportuno. Y he aprendido una canción. Asombrada, Emma se llevó una mano al pecho.
—¿Para mí? ¿Has aprendido una canción para mí? Regina alzó la mano.
—No te embales, cielo. Es solo una. Y muy simple.
—Oh, tócala, tócala.
—Vale —Regina suspiró, colocó los dedos en las cuerdas y con intensa concentración tocó las primeras notas de una vieja balada de amor. Emma se echó a reír, emocionada, le echó los brazos al cuello y comprendió que de nuevo la habían pillado. Esta vez para siempre.
FIN...
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Una Chica con Problemas
FanfictionAdaptacion del Libro del mismo nombre de Leanne Banks. g!p Regina ¿Encontraría alguna vez a su príncipe azul? Ni hablar de príncipes, lo que Emma Swan necesitaba era una ambulancia. Estaba a punto de dar a luz, en mitad de un atasco de la autopista...